Lo casual y único
El origen viviente tuvo que surgir
como algo microscópicamente pequeño. No sé si la vida en esas magnitudes microscópicas
pudo ser inmortal; tal vez lo fuese si ese origen viviente fuese una especie de
energía viviente.
Si el origen viviente se originó
como una especie de energía microscópica, podría retener, energéticamente, información
de sus propias experiencias. Ser energía le ayudaría a la vida a adquirir
autonomía; lo cual le proporcionaría inevitablemente un yo (un yo es la
capacidad de mantener la integridad propia, la de cada mínima parte de su
cuerpo, ya sea como energía o como materia, y gracias a ello poder reconocerse,
y así, poder diferenciarse de lo demás, lo cual le daría esa identidad propia o
llámese yo que le permitiría obtener autonomía propia). Y con ese yo, esa vida
energética podría evolucionar eternamente adquiriendo del exterior cada vez más
información.
Esa especie de vida energética que
fue el origen de la vida, no pudo ser el único origen viviente; porque sería
mucha casualidad de que sólo se originase un origen viviente, en un lugar como
la Tierra, que reunía las condiciones necesarias para que la vida pudiese
prosperar como vida. Así que surgirían,
inevitablemente, infinidades de especies de orígenes vivientes en forma de vidas
energéticas, con las capacidades de retener información que les posibilitarían
poseer sus identidades propias o yos, lo cual les otorgaría autonomía propia. O
bien, tratarían de unirse para formar un único orden evolutivo viviente, o tal
vez, tratarían de independizarse para formar cada vida su propia evolución
viviente.
El origen de la vida no pudo ser
algo casual o único (algo que sea casual tiene que ser único, sino, dejaría de
ser casual). No pudo existir ningún origen de la vida que fuese casual o único,
ya que sería infinitamente casual que la vida hubiese tenido éxito como vida y
además ser única en la Tierra.
La vida no pudo originarse como un
origen viviente no energético, ya que sería un origen viviente muy frágil; le
sucederían infinidades de peligros continuos que le impediría evolucionar, tanto
en sus inicios como vida, como en su correspondiente evolución viviente.
Existe otra posibilidad, dentro de
la fragilidad de la vida, de que el origen viviente pudiese sobrevivir con esa
fragilidad, gracias a una posible procreación abundante y constante. Lo cual le
obligaría a la evolución viviente a procrear más vidas que las que morían. Sólo
así, tal vez, ese frágil origen viviente
pudo continuar evolucionando como vida. Claro que para ello, en esos principios
vivientes, era necesario que la vida se pudiese multiplicar y dispersar
continuamente por todo el planeta; ya que sino se correría el riesgo de que todas
las vidas se extinguiesen a la vez al vivir todas en un mismo lugar. De esa
manera, con la dispersión, a la vida le daría tiempo a multiplicarse y a
dispersarse continuamente.
A no ser, que la fragilidad de la
vida obligase a que surgiesen infinidades de orígenes vivientes, hasta que uno
de ellos, casualmente, hubiese podido evolucionar y darle continuidad a la
evolución viviente. Sería muy difícil, por no decir imposible, que de un solo
origen viviente frágil, pudiese evolucionar la vida con su constantes
fragilidades. Tendrían que suceder muchas casualidades que permitiesen a la
vida evolucionar de ese modo y en esas condiciones.
O sea, que hay casualidades
imposibles de que sucedan, aunque realmente no sea imposible de que sucedan. Una
casualidad podría ser tan casual que se transformaría en una casualidad
imposible de que se haga realidad; pero sin embargo esa casualidad imposible
entra dentro de lo posible. Todo eso quiere decir, que lo que suceda en el
futuro sucederá conforme a unos parámetros fijos, aunque sean muy variados; y
todo lo que se una casualidad que no se ajuste a esos parámetros no sucederá. Dentro
de esos parámetros podrían existir casualidades y excepciones que confirmen las
reglas; pero no podría existir otras casualidades o excepciones que no se
ajusten a las reglas.
Por ejemplo, una persona podría
tener muy buena suerte o muy mala suerte a lo largo de su vida, pero dentro de
unos límites; las reglas no admitiría que se pudiesen sobrepasar esos límites,
ya que el hecho de tener toda la vida, muy buena o muy mala suerte, son hechos
casuales excepcionales que no suceden normalmente; y eso ya le impediría a esa
persona sobrepasar ese límite de casualidades o de excepciones, que supondría
una posibilidad infinitamente imposible que le impediría salir del parámetro
permisible. A no ser que se experimentase con una persona para que fuese
excepcional; obligándola a salir de esos parámetros fijos; pero entonces eso no
significaría que esa persona estuviese viviendo un conjunto de casualidades o
excepciones aunque se le obligase a ello. Esa persona viviría las casualidades
o excepciones provocadas a propósito con la ayuda de otros; lo cual ya dejarían
de ser casualidades o excepciones.
Todo esto quiere decir, que todos
experimentamos rachas de buena o de mala suerte según ciertos límites. Aunque, realmente
existe la casualidad o la excepción que obliga a que inevitablemente existan
raras casualidades o excepciones de personas que puedan tener muy buena o muy
mala suerte; pero, sin embargo esas personas, si existiesen en otras vidas
estarían obligados a alternar, a que
dejasen de ser una casualidad o excepción como lo fueron en una vida anterior.
Al igual, que tarde o temprano, nosotros, en sólo unas pocas de esas otras infinidades
de posibles vidas que viviésemos; experimentaríamos esas casualidades o excepciones.
Pues todo debe seguir un equilibrio, entre lo casual o lo excepcional, dentro
de los parámetros correspondientes.
Como es de suponer, nuestro planeta
no sería el único y casual que albergara vida en el universo, habiendo
infinidades de sistemas solares con posibilidades de generar planetas como el
nuestro que posibilitasen la vida. Ya que la excepción, fuera de los parámetros
lógicos universales, es una imposibilidad. La casualidad infinita de que sólo
pueda existir vida en la Tierra sería una casualidad tan casual que no lo
podría permitir el equilibrio universal, con lo cual es imposible que no exista
vida en algunos de esas infinidades de sistemas planetarios del universo. Si
nuestro planeta fuese una excepción universal; sería además muy casual o
excepcional en todo, casual en distancia al Sol; casual en formación y rotación
ideal; casual en la posibilidad de contener agua y en abundancia; casual en su
posibilidad de originar la vida; etc.; y eso serían muchas casualidades que no
permitirían las reglas universales. Por
consiguiente, deben de existir en el universo más planetas parecidos a la
Tierra; porque una excepción no puede ser única; deben de existir más
excepciones.
El descubrir que la vida no pudo ser
algo que surgió como casualidad, demostraría que la vida podría surgir en
cualquier parte del planeta que tuviese las condiciones adecuadas. Y además
podrían surgir vidas similares a la nuestra. La no casualidad del origen de la
vida, también demostraría que todas las vidas que surgiesen, al no ser casuales,
ni únicas, deberían de tener similares procesos vivientes; que con el tiempo de
forma inevitable multiplicarían los nacimientos vivientes, unificándose en un
sólo árbol genealógico viviente, dado que todas las vidas son similares y
tienden a unirse. Con el tiempo, las vidas, sin dejar de unirse, sembrarían la
vida por todas las partes posibles del planeta, aunque experimentase cada
especie viviente experiencias y adaptaciones diferentes, que es lo que
posiblemente hizo posible que surgiesen diferentes especies de seres vivientes.
Antes que surgiese la vida del agua,
el líquido elemento tuvo que limpiarse de esa mezcla de materiales, gases y
líquidos nocivos para la vida, que mezclados en el agua permanecerían durante
todo el proceso de formación en los orígenes de nuestro planeta. Quizás los
proyectos de vidas externos al agua, estaban esperando poder fermentar
adecuadamente en el lugar líquido adecuado para poder así originar la evolución
viviente. También podría ser posible, que fuese el agua el que estuvo esperando
a que su misma agua tuviese las condiciones adecuadas para posibilitar la vida
o que fuese la propia vida la que adaptase al agua a unas mínimas condiciones
vivientes. Tal vez, la vida surgió del interior del agua; o tal vez, la vida se
originó como energía, fuera del agua y luego se materializó en vida física en
el interior del líquido elemento; quizás porque en el agua se podía ablandar la
materia y así podía la vida evolucionar como materia viviente.
Autor: Salvador Sánchez Melgar
http://www.articulosnuevos.blogspot.com
http://www.ideasnuevasweb.wordpress.com
Autor: Salvador Sánchez Melgar
http://www.articulosnuevos.blogspot.com
http://www.ideasnuevasweb.wordpress.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenidos a ideas e inventos nuevos