Leyes de las contrariedades
Todo tiene su contrariedad, ya que lo que pueda parecer que no tiene su contrariedad es porque es un cúmulo de contrariedades.
La contrariedad más pura es la más infinitamente pequeña energía
cuántica, la positiva y la negativa. Y de la unión de esas contrariedades
derivaron todas las demás contrariedades que componen la existencia del
universo. Por eso, cualquier tipo de contrariedad, o es una acumulación pura de
sólo energías positivas o negativas; o son las formadas por las mezclas de
ambas. Contrariedades energéticas como el bien y el mal no suelen ser puras,
suelen contener una mezcla de energías positivas y negativas, dependiendo de la
pureza de ese bien y de ese mal.
Toda acción, por mínima que sea, inevitablemente debe
poseer su mezcla de negatividad o de positividad cuántica. Esas acumulaciones
de negatividades y de positividades cuánticas forman un orden de
contrariedades, más o menos estables, dependiendo de la matemática cuántica
inducida a la formación de ese orden.
El frío y el calor; lo blanco y lo negro; la belleza y la
fealdad; la verdad y la mentira; lo ancho y lo estrecho; lo alto y lo bajo;
etc.; etc., etc. O sea todas las contrariedades que componen la existencia física
y psíquica del universo, son creaciones matemáticas cuánticas; las cuales forman
un mundo mezclado de contrariedades cuánticas, según un orden matemático de
contrariedades cuánticas positivas y negativas. Y aunque la verdad y la
mentira, o cualquier otra opción emocional o psíquica, parezcan no ser
creaciones cuánticas, todo, absolutamente todo, pertenece al mundo cuántico y
todo está relacionado cuánticamente; por lo tanto también poseen sus contrariedades
y interfieren en la existencia psíquica y física.
Cualquier lugar terrestre, por muy pequeño que sea,
cuando recibe el calor del Sol es porque en otro lugar terrestre contrario ha
dejado de recibirlo en la misma proporción; esa proporcionalidad está matemáticamente
equilibrada por la rotación terrestre y por la órbita alrededor del Sol. Sin
embargo, no se produce esa contrariedad con exactitud, ya que interfieren en
esa contrariedad infinidades de contrariedades más, como puedan ser las nubes
que se crucen en el camino; el viento; la lluvia; la nieve; etc. Por eso las contrariedades no reproducen sus
contrariedades con exactitud, ya que interfieren en ellas infinidades de
contrariedades más, y en estas otras interfieren otras infinidades de
contrariedades más y así sucesivamente.
Teniendo en cuenta que hay acciones malvadas que se
efectúan como bondadosas y viceversa, como la maldad utilizada cuando
necesitamos defendernos, maldad que debería ser bondad pues el tratar de
defendernos hacemos una bondad hacia nosotros mismos. O sea que hay bondades
que son maldades y viceversa, y que a veces no somos conscientes si lo que
hacemos es maldad o bondad. Por eso, se debería tener en cuenta estos
razonamientos cuando escribo de la bondad como contrariedad de la maldad.
Cuando cometemos cierta maldad o bondad; esa misma cantidad
de maldad o bondad tratará de volver a nosotros; pero al filtrarse dicha bondad
o maldad con infinidades de contrariedades distintas, no volverán a nosotros puras,
con la misma cantidad de bondad o maldad en el mismo tiempo; sino que instantáneamente
vendrá a nosotros mezcladas, ya que nuestro ser está obligado a saturarse
instantáneamente de energía cuántica; el tiempo con rapidez tratará de
equilibrarnos adecuadamente purificando las energías cuánticas, que es una
forma de separar unas contrariedades de otras.
Es decir, nuestro ser psíquico y físico, al efectuar un
bien o un mal, se descargará de cierta energía benigna o maligna; pero al quedarnos
con esa carencia de energía positiva benigna o negativa maligna, nos auto-obligaremos
a necesitar percibir esa misma cantidad de bondad o maldad descargada aunque
luego se reciba instantáneamente una energía impura, una mezcla de infinidades
de contrariedades que poco a poco se tratará de ordenar. Por lo tanto, esa
carencia de maldad o de bondad inevitablemente tratará de atraer la misma
cantidad de maldad o de bondad que hemos perdido; y aunque no atraiga una
energía pura, poco a poco se irán purificando las energías atraídas y las que se
vayan atrayendo; ya que constantemente atraemos energías pues constantemente
desgastamos energías. Esas maldades o bondades pueden venir a nosotros
transformadas en mala o buena suerte; o transformadas en pequeñas dosis de vulnerabilidad
hacia las enfermedades o en pequeñas dosis de protección contra las
enfermedades; según, sea nuestra carencia de maldad o de bondad; según sean los
lugares psíquicos o físicos de nuestro ser más carentes de esas energías positivas
o negativas representadas en forma de contrariedades de bondad y de maldad y
según sean los lugares psíquicos y físicos más propenso a necesitar esas
contrariedades.
O sea, que las contrariedades tienden siempre a rechazar
su contrariedad pero atraen a las de su mismo signo energético. Como las
contrariedades que forman la existencia y nuestras formas de vivir no son
contrariedades puras; sino mezclas de contrariedades; dichas contrariedades se
rechazarán o atraerán matemática cuánticamente según las inevitables
atracciones posibilitadas por las carencias de energía; ya que nada puede estar
carente de energía cuántica pues todo el universo tiende siempre a saturarse de
energía cuántica; puesto que todo lo que existe es una saturación de energía
cuántica. Nuestras carencias de energía cuántica, sólo volverán a nosotros,
matemática cuánticamente, tratando de ocupar el lugar físico y psíquico
adecuado de nuestro ser, suplantando esas carencias que necesitemos, suplantación
que se realizará instantáneamente aunque luego se tratará de ordenar lentamente.
Todo, a través de las contrariedades cuánticas, tratará
de equilibrarse matemática cuánticamente. Por ejemplo, al ofrecer a los demás
Bondad + bondad o bondad x bondad se producirá en nosotros cierta carencia de
bondad; carencia de bondad que tratará de atraer la misma cantidad de bondad de
la que carezcamos y que matemáticamente necesitemos; atraeremos una inevitable
mezcla de contrariedades benignas y malignas que luego interiormente trataremos
de ordenar para que nuestro ser se equilibre de esa carencia de energías
benignas. Y lo mismo pasará con la maldad.
Poniendo también como ejemplo el calor y el frío; cuando
se pierde cierto calor en ciertas partes corporales, esa carencia de calor tratará
de atraer el calor que se necesite y normalmente se conseguirá a través del
mismo metabolismo corporal; quizás sustrayéndolo de la mezcla de alimentos
suministrados.
Toda acción sufre un desgaste que es semejante al
desgaste dejado en el lugar desgastado; con lo cual, ese lugar perdido por ese
desgaste será recuperado instantáneamente por el mismo tipo de energía o
contrariedad desgastada.
Autor: Salvador Sánchez Melgar
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