EL TIEMPO NO EXISTE (corregido)
Artículo
antiguo del año 2011 sobre el tiempo que podeis leer en mi libro "el tiempo no existe". Ahora tengo más ideas sobre el tiempo.
EL TIEMPO ES EL DESGASTE MATERIAL
El
tiempo en el que creemos, el que se supone que existe en todo, es un
tiempo ficticio, es un tiempo que no existe. El tiempo sólo es el
desgaste dinámico sincronizado de la materia artificial y viviente.
Observando
microscópicamente cualquier trozo de materia, se podría comprobar que
sufre un lento desgaste material, el cual podría compararse a un lento
envejecimiento, a un transcurrir del tiempo. Por consiguiente, también
el desgaste o envejecimiento de la materia viviente, es el propio tiempo
individual de cada ser viviente. ¿Qué otra clase de tiempo se espera
que sea el tiempo?, ya que en realidad el tiempo que nosotros creemos
conocer no existe; pues sólo transcurre el tiempo en todas las cosas y
en la vida, gracias a sus propios desgastes o envejecimientos materiales
particulares.
Nuestra
forma de vida humana, más o menos evolutiva, hace que física y
psíquicamente nos hayamos creado un tiempo ficticio, en el que el pasado, el presente y
el futuro son utilizados como medida de tiempo que
refuerzan nuestra propia evolución. El pasado no existe, porque además,
representa los recuerdos memorizados que la humanidad ha necesitado y
necesita para así poder seguir evolucionando física y psíquicamente; el
presente no existe porque no le da tiempo a existir y el futuro tampoco
existe porque todo lo que suceda en el futuro está por suceder. Con lo
cual, tanto el pasado, el presente como el futuro son utilizados
frecuentemente, consciente e inconscientemente, por la humanidad, porque
se necesitan para poder vivir y para poder justificar que existe el
tiempo.
En
realidad ese tiempo que no percibimos porque no existe; pero que hemos
creado la sociedad inconscientemente y en el cual creemos, es un tiempo
irreal. Sólo existe el tiempo como desgaste particular de cada materia,
incluida la materia viviente. El tiempo que la humanidad se ha creado a
sí misma, es un tiempo ficticio, un tiempo que no existe, pero que ha
contribuido a que la propia evolución humana evolucione sin cesar.
Contribuyendo a ello medidas de tiempo inventadas como el segundo, la
hora, el año, etc.; o las utilizadas subconscientemente como medida de
tiempo.
O
sea, que yo no veo el tiempo por ninguna parte, veo que poco a poco
todos envejecemos; tanto física como psíquicamente, lo cual no deja de
ser un desgaste material tanto físico como psíquico. Desde que nacemos
sufrimos un desgaste material, un envejecimiento, aunque los recién
nacidos parezcan que no envejezcan. Veo que la materia de los edificios
se desgasta o envejece paulatinamente y que las plantas crecen
lentamente, lo cual, para las plantas, no deja de ser un desgaste de la
vida o una progresiva renovación material que en realidad es un
envejecimiento. Veo que evolutivamente todo lo hecho por la humanidad
cambia; eso no es tiempo, sino una transformación evolutiva producida
por la propia humanidad; una transformación que no produce tiempo sino
que manipula a la materia y a las cosas haciendo que todo cambie.
Entonces, ¿dónde está el tiempo?: en ninguna parte, el tiempo no existe.
El tiempo, no importa repetirlo otra vez más, no es tiempo sino un
desgaste dinámico individual particular de cada formación dinámica
material, sea artificial o viviente.
Einstein
dijo que si alguien viajaba a la velocidad de la luz envejecería menos;
no niego que eso no sea verdad; sino todo lo contrario, esa afirmación
demostraría lo que yo digo, que esa enorme velocidad o dinamismo
afectaría a la materia física y psíquica posibilitándola a desgastarse
menos. O sea que la materia experimenta con su dinamismo transformado en
velocidad, un menor desgaste o un menor envejecimiento material. Ya
antes de la época de Einstein se descubrió que a mayor velocidad mayor
deformación sufría la materia. Por consiguiente, debe de estar muy
relacionado la velocidad y el dinamismo con la materia y su desgaste
material, o tiempo.
Todas
estas teorías pretenden demostrar que el tiempo sólo afecta a la
materia, sea artificial o viviente. O sea que dónde no exista materia no
existirá tiempo. Por lo tanto, en la mayoría del universo que no existe
materia, en esos enormes espacios universales sin estrellas,
seguramente no existirá el tiempo. Pudiéndose ser, que sólo exista el
tiempo en las influencias de los sistemas planetarios, ya que es ahí
donde se produce la materia mediante la acción de sus respectivas
estrellas, o llámense acumulaciones dinámicas de energías.
Gracias
a la posibilidad de que el dinamismo estelar llegue a formarse
dinámicamente en forma de materia; ha podido producirse un desgaste
material sincronizado de toda la materia estelar. La vida ha aprovechado
ese desgaste material para así poder evolucionar adecuadamente como
evolución viviente; siempre y cuando las condiciones para que hubiese
podido existir como vida hubiesen sido las adecuadas.
Física,
psíquica y evolutivamente los humanos creemos vivir en un tiempo que
realmente no existe. La evolución humana, se ha creado a sí misma un
tiempo ficticio cada vez más complejo; el adecuado para poder vivir la
vida psíquica evolutiva humana que se vive actualmente. Un tiempo que
creemos que nos afecta por un igual a nosotros mismos y a todo lo que
nos rodea. Gracias a la evolución humana, sobre todo al lenguaje, los
humanos hemos creado ese tiempo ficticio que creemos que existe en todo;
un tiempo en el que creemos que física, psíquica y evolutivamente todo
lo encauza; esto nos hace parecer que realmente existe el tiempo.
En
general, lo que heredamos, física y psíquicamente, de nuestros
antepasados a través de los genes; nos llevan también a heredar unas
ataduras con el pasado que además nos previene para vivir el presente
que vivimos y el presente que vamos a vivir. Todo esto nos adapta a
parecer que vivimos en el tiempo, con lo cual, nos auto-creamos un
tiempo inexistente y lo hacemos parecer que es real; y aún parece ser
más real al generalizarse ese tiempo en todas las personas. Debido en
gran parte a esas creencias y costumbres, pensamos y actuamos como si
realmente existiese el tiempo.
Los
animales, al no estar tan evolucionados como nosotros, entre ellos no
existe el mismo tipo de tiempo que el de los humanos. Los animales no
tienen un lenguaje y una simbología tan complicada que les obligue
psíquicamente a enlazar el pasado con el presente y el futuro de una
forma tan extensa como lo hacemos nosotros. Los animales disponen de un
lenguaje y una simbología muy simple, la necesaria para la
supervivencia. Para todos los animales, el tiempo, casi totalmente,
representa vivir sólo el presente; aunque evolutiva e instintivamente
utilicen informaciones heredadas genéticamente por sus antepasados, para
así poder actuar mínimamente como si existiese para ellos algo del
pasado y del futuro.
El
tiempo en las estrellas experimentó su más justa medida, cuando las
propias estrellas se constituyeron en sistemas planetarios y llegaron a
equilibrarse adecuadamente; entonces todo lo material comenzó a
desgastarse de manera sincronizada, originándose el desgaste material
empezando por lo más infinitamente pequeño. La materia se produce
gracias a las enormes acumulaciones de energía dinámica contenida en las
estrellas y a las constantes inducciones dinámicas que el espacio
universal induce a cada estrella. En el resto del universo no estelar no
existe el tiempo ya que en esos espacios no estelares no se puede crear
materia.
Esos
enormes espacios universales no estelares, están formados por una masa
dinámica uniforme, saturada de infinitas pequeñeces dinámicas semejantes
entre sí, que desde sus orígenes dinámicos han mantenido siempre al
universo con la misma homogenización dinámica. De esa manera, esa gran
masa dinámica universal genera cada vez más dinamismo en forma de
individualidades dinámicas; induciendo al universo a moverse de manera
uniforme hacia una misma dirección sin fin.
A
ese desgaste de la materia también se le podría llamar “inducción de la
materia al orden dinámico“; porque las estrellas se constituyeron
gracias a una cada vez mayor concentración dinámica situada en los
puntos más apropiados del universo; a unas desproporcionadas
acumulaciones dinámicas; a unas desordenadas acumulaciones dinámicas
universales. Esto posibilitaría las creaciones de las correspondientes
esferas energéticas dinámicas, llamadas estrellas; que a su vez
posibilitarían la creación de todo un sistema planetario en la mayoría
de las estrellas. Sistemas planetarios, que en realidad serían
composiciones planetarias compuestas de desordenado dinamismo
transformado en materia y en energías dinámicas saturadas de
efervescentes dinamismos desordenados.
Por
consiguiente, ese constante desgaste material sin fin, está inducido a
tratar de ordenar su desordenado dinamismo material, hasta llegar a su
desintegración total como materia; y así poder dividirse en ordenadas
individualidades dinámicas semejantes entre sí. De ésta manera, se
conseguiría que el final de esa degradación material dinámica
desordenada se fundiese en la ordenada adecuación dinámica del universo;
en la homogenización dinámica que era antes de desordenarse
dinámicamente; en el orden dinámico natural que poseía cuando pertenecía
al mismo orden dinámico que posee el universo no estelar.
Todos
los tiempos materiales de todos los sistemas planetarios actúan de
forma parecida. La materia empieza a desgastarse desde lo más
infinitamente pequeño; pudiendo tener cada mínima porción material su
propio desgaste o tiempo. Por ejemplo: un ser microscópico, está
adaptado a vivir un menor tiempo que otro ser mayor; el tiempo que le
permita vivir sus correspondientes desgastes materiales microscópicos;
puesto que por poseer material microscópico su compuesto material
tendría una menor o una más débil composición material, expuesto a
desgastarse antes que otro material no microscópico. Toda la materia
sufre un desgaste subatómico propio, según sea su pequeñez material; y
según sea la naturaleza de la materia y la adaptación de cada materia
con el resto de lo material y de la existencia no material.
Los
seres vivientes sienten ese tiempo de desgaste, adaptado a sus
necesidades materiales. Es decir, por ejemplo, un mosquito está adaptado
física y psíquicamente a vivir lo que el tiempo de desgaste de su ser
material físico y psíquico le permita vivir, ya que también gran parte
del psiquismo es material. Todos los seres vivientes incluido el ser
humano, están adaptados física y psíquicamente al tiempo de desgaste de
su ser material físico y psíquico, adaptado a su vez al desgaste de todo
lo existente que le rodea. Y es que no queda más remedio, pues no sería
adecuado vivir por ejemplo mil años si la materia psíquica y física en
la que se vive sufre un desgaste material que desgasta su materia en
menos de cien años.
Teniendo
en cuenta que un segundo es una medida de tiempo inventada; en un
segundo parecería que nada en nuestro planeta se desgastase; pero sin
embargo todo lo material microscópico sufre un desgaste en el que en
menos de un segundo se han producido infinidades de desgastes
microscópicos sincronizados entre sí. En menos de un segundo, cada tipo
material experimenta sus propio desgaste material, sincronizado
dinámicamente con el resto de las materias; ya que de manera subatómica
todas las materias están mezcladas con algunos tipos de partículas
materiales comunes en todas las materias.
También
influye, en la sincronización atómica general de todas las materias
planetarias, las inducciones dinámicas inducidas por sus respectivas
estrellas, que es la misma inducción inducida en todo su sistema
planetario. En el mundo de lo microscópicamente pequeño, el desgaste, o
tiempo, funciona igual que en lo no microscópico; con la única
diferencia de que el desgaste, o tiempo, en lo pequeño, está
sincronizado microscópicamente, y esto influye en lo grande.
Esa
adaptación humana al desgaste material, es el tiempo que
experimentamos. Pero en otras escalas jerárquicas inferiores, como pueda
ser la microscópica, en las que se sufran mayores desgastes, la vida y
la materia microscópica experimentará un desgaste, o tiempo, más rápido
que el que experimentamos nosotros.
Autor: Salvador Sánchez Melgar
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