Vida de metal



Vida de metal

La evolución viviente no podrá evolucionar indefinidamente, ni física ni psíquicamente, tiene un límite evolutivo; aunque las formas de adaptarse la vida a la adaptaciones vivientes podrían ser infinitas.
            La adaptación de la vida al medio, permitió que la vida se adaptase a cualquier adaptación, tales como ser físicamente tan fuerte como la del roble, tan blanda como la del gusano o poseer ambas mezclas, duras y blandas, como la de los animales de carne y hueso. La vida podrá evolucionar adaptándose a infinidades de adaptaciones vivientes; pero no podrá evolucionar más allá de lo que le permiten sus propias adaptaciones vivientes. Sin embargo, el sabio orden viviente, utiliza la información para que el ser humano pueda evolucionar sin fin, a sabiendas de que la información no ocupa lugar, y que gracias a ello se podrán adquirir los conocimientos necesarios para evolucionar indefinidamente.

            Es precisamente, esa gran acumulación de información que no ocupa lugar, lo que nos proporcionará los conocimientos suficientes como para construir medios que nos permitirán evolucionar sin fin. Medios como los de poder posibilitarnos implantes robóticos cada vez más sofisticados. 

            El límite evolutivo de la vida, nos impediría nacer de metal, de plástico o dotados con formas robóticas. Pero gracias a los conocimientos  se podrán traspasar esos límites evolutivos; y así poder transformarnos en "Cybors". Cualquier parte corporal se podrá sustituir repetidas veces por material robótico adecuado; con esto se conseguiría evitar las enfermedades y el envejecimiento corporal. Con eso se conseguirá la inmortalidad, ya que el yo, o la vida, siempre permanecerá viviendo mientras exista vida en un cuerpo, pues lógicamente, ningún yo o vida se puede escapar de un cuerpo mientras éste continúe viviendo. Porque el yo, o la vida, no son existencias reales, son cúmulos de información transmitidos a través de las herencias, que permite que un mismo yo pueda eternizarse volviendo a nacer repetidas veces a través de las herencias, ocupando el cuerpo hereditario que necesita, el cuerpo que hereditariamente le pertenece, para así poder vivir. 

            Intercambiándole a cualquier ser viviente sus partes físicas y psíquicas atrofiadas por otras artificiales, tantas veces como sean necesarias, se podrá mantener eternamente viviendo a cualquier vida. Además, con las implantaciones robóticas, se conseguirá que un cuerpo sea más ágil y fuerte; así como potenciar los cincos sentidos sustituyéndolos por otros artificiales más apropiados. También podrán dotarnos de medios electromecánicos que nos permitirán dominar el aire para así posibilitarnos el poder volar de manera autónoma. De esta forma seriamos lo más parecido a "Supermanes": fuertes, ágiles, inmortales... A través de las emisiones y recepciones de las correspondientes señales eléctricas, podríamos detectar lo que hay detrás de las paredes, incluso a enormes distancias mediante los satélites. No nos hará falta llevar un móvil o una cámara de video; nosotros mismos nos podremos comunicar telefónicamente, a través de videoconferencia, con la persona que deseemos; ya que todos esos sistemas de comunicación lo llevaremos incorporado en nuestro cuerpo cibernético.

            ¿Entonces dejaríamos de ser un ser humano?: No, mientras poseamos la vida, mientras nuestro yo psíquico se mantenga conectado con las sensaciones físicas o psíquicas, aunque esas  sensaciones sean artificiales. Un yo, para ser yo, tiene que sentir las sensaciones, tiene que reconocerse sensitivamente a sí mismo, tiene que reconocer que vive, que existe; ya que si cualquier ser viviente no se reconoce sensitivamente a sí mismo, es que no vive, porque vivir es sentir que se existe, aunque sea sólo psíquicamente. 

            Sin embargo, podría existir un gran peligro con nuestra nuevas adaptaciones artificiales si a todos los seres humanos, desde nuestros mismos nacimientos, nos transformasen en Cybors. De esa manera no nos daría tiempo a poder heredar a nuestros progenitores nuestras  propias adaptaciones físicas naturales. Para ello sería conveniente que nos implantasen las partes robóticas, después de que procreásemos, o cuando ya nos estemos haciendo viejos; para así no perder la posibilidad de heredar nuestra herencia natural.  

            Nuestro yo no ocupa lugar, porque nuestro yo es la información de nosotros mismos, información necesaria para poder vivir, que por ser información no ocupa lugar. Nuestro psiquismo no es nuestro yo; nuestro psiquismo es el conjunto material que contiene y posibilita eléctricamente la distribución de la información de nuestro yo y de todas nuestras opciones sensitivas. Con lo cual, se podrían trasplantar las partes psíquicas por otras que nos posibilitasen opciones psíquicas superiores, como la de poseer mayores capacidades memorísticas; como la de poseer  mayores conocimientos sin necesidad de haberlos aprendido; etc. Opciones que nos posibilitarían gran inteligencia y sabiduría. Sin embargo, no se podrían implantar conocimientos sensitivos sobre experiencias físicas y psíquicas ya vividas, puesto que para eso habría que experimentar la vida.

            De esa manera, como Cyborg, el ser humano podría controlar el dolor a voluntad. Podría sentir las sensaciones artificiales físicas cuando las considere necesario; y suprimir dichas sensaciones cuando quisiese. Sin embargo, las sensaciones psíquicas no las podría suprimir, porque sería como dejar al ser humano sin emociones, sin sentimientos, sin su yo.

            Mientras el universo evoluciona conforme a una misma adaptación universal, nuestro pequeño planeta, al igual que todos los demás pequeños planetas universales, evolucionan conforme a sus propias pequeñas adaptaciones dentro de la adaptación universal. Nada se puede adaptar a una adaptación única sin depender de la adaptación universal. La adaptación es adaptarse al movimiento. Por eso todas las adaptaciones son inadaptaciones, porque no se pueden adaptar a una quietud. Somos receptores y transmisores de movimientos, de adaptaciones. 

            Somos herederos de lo que fuimos y heredaremos lo que somos. La evolución viviente creó sabiamente el sistema de herencias para así poder inmortalizar a la vida y al mismo tiempo poder evolucionar. De manera que la herencia es el vehículo que cada yo o vida ocupa cada determinado tiempo programado. Es decir, que cada yo, o vida, nacerá en la herencia que le pertenezca, y cuando deje de vivir en ese cuerpo, automáticamente ese yo dejará de existir; pero su programa de lo que es su yo volverá a nacer otra vez como vida en la vida que le corresponda, porque ese programa está programado así, para que las vidas se eternicen a través de las herencias. Es decir, el programa hereditario, permitirá que el mismo yo, o vida, ya que está programado así, hereditariamente, vuelva a nacer en el orden hereditario programado. Normalmente estará  programado con suficiente margen como para que no nazca el mismo yo antes de que haya dejado de vivir, porque es imposible que dos yos ocupen un mismo yo. La gran sabiduría del orden evolutivo viviente ha previsto que esto sea así. Entonces de esa manera, el yo no ocupa lugar, no es existencia real, es como si fuese un alma; es como un programa en forma de información que se transmite automáticamente a través de las herencias.

            O sea, que los yos o las vidas son como almas o programas, que realmente no tienen existencia; pero que  pertenecen al propio orden viviente hereditario, el cual ha adoptado ese sistema de herencias para que los yos, o vidas puedan eternizarse, trasladándose  automáticamente de herencia en herencia, de vida en vida. Y aunque los yos o vidas sean realmente yos o vidas virtuales, al ser un cúmulo de información programado hereditariamente, posibilitarán que la vida viva conforme a esa información; la cual se mantendrá siempre en un cuerpo vivo hasta que éste deje de vivir.

            Sabiamente, el orden viviente habrá previsto que ningún yo o vida de ninguna especie viviente se extinga cuando se extinga su especie. Han sido infinidades las especies vivientes que se han extinguido y se extinguirán a lo largo de la existencia viviente, y también son muchas las especies vivientes nuevas que inevitablemente han encontrado un espacio viviente sin ocupar. Por tanto, dicho orden viviente filtrará evolutivamente como información viviente a las vidas extinguidas, para que éstas nazcan, como información viviente, en otras especies vivientes más cercanas a sus herencias; o permitiéndoles nacer como otra nueva especie viviente; pues el orden viviente se tiene que equilibrar continuamente: si una especie viviente se extingue, otra especie viviente nueva surgirá aunque sea microscópicamente. 

            Realmente cuando vemos que continuamente se están perdiendo muchas especies vivientes, en realidad es una adaptación del orden viviente provocada por la inevitable evolución humana; lo que permitirá que cada vez existan menos especies vivientes grandes, para que en su lugar lo ocupen especies vivientes más pequeñas. Ya que la vida en general no se puede extinguir, tiene que existir siempre, tiene que adaptarse, tiene que  equilibrarse continuamente. 

            Podría ser, que los enormes animales prehistóricos se extinguiesen paulatinamente debido a la escasez de alimentos, mientras que también paulatinamente surgirían otras especies vivientes más pequeñas que irremediablemente ocuparían el vacío viviente que había dejado esas grandes moles vivientes. O, tal vez, los mismos grandes seres vivientes se adaptaron a ser cada vez más pequeños, adoptándose a otras formas físicas de vivir más adecuadas.


Autor: Salvador Sánchez Melgar
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