Mis monólogos de humor
Autor. Salvador Sánchez Melgar
Mis
monólogos de humor que me atrevía a escribir sin tener ni idea de
monólogos, ni de humor, un forero me aconsejó que los escribiera y los
mandara al concurso del “club de la comedia”, no he recibido respuestas
después de varios años que hace que los envié. Tengan en cuenta que yo
no soy escritor, ni he estudiado para escribir, ni tengo títulos
académicos, lo que escribo lo escribo en mis ratos libres por afición.
Está visto que lo mio no es el humor, soy muy malo, no he estudiado para eso y no tengo ni idea de como se hacen los monólogos.
El NOVATO
Haber que os parece mi primer monólogo, pues soy novato en esto y por eso lo he titulado "el novato".
Hola
querido público, es la primera vez que actuó en público, y espero de
que no se rían de mi, sino os haré una foto a todos juntos y os ampliaré
las risas para que se os vean las caries. Perdonen mi timidez ya que es
la primera vez que cuento algún chiste a alguien, pues lo que habré
contado en mi vida habrán sido pésames. Perdonen mis vergüenzas pues
esta es la segunda vez que actuó después de la anterior, y creó que
nunca más actuaré como vea que alguien se ríe de mi. Por favor, que las
chicas guapas no me miren pues me pondría tan colorado que todos los
mosquitos se pararían en mi cara creyendo que soy un semáforo en rojo.
Me temblarán tanto los pies que va a parecer que estoy bailando un
zapateado. Se me atragantarán tanto la palabras que parecerá que hablo
en morse. Como se rían de mi me reiré de ustedes. Si tuviese cara, haría
un estriptis, pero si ustedes se animan estimado público y hacen
ustedes el estriptis eso me ayudaría a hacerlo a mi, aunque lo haría con
la condición de que ustedes suban al estrado y yo haga de público.
Sería la primera vez que un público tenga un público que se ria de
ellos. Estoy tan avergonzado que no sé que decir. Haber, pido un
voluntario que haga de bestia que yo haré de bella; mejor todavía pido
una voluntaria que haga de bella que yo ya haré de bestia. Y no se
pongan celosos los novios, que no me la voy a llevar, sólo es un
préstamo durante 20 años sin intereses. Que los novios no sean tan
bestias y que suelten ya a la bella que están deseando levantarse pero
es para irse para casa. Bueno, habrá alguna mujer bestia que quiera
hacer de bella, ya que las bellas no quieren; pero que no sean muy feas
que si no voy a tener que hacer yo de bella. Igual tengo éxito y me
encasillan de bella para toda la vida, y actuo en Holliwood; lo malo
sería tener que darle un beso a King Kong pues se creería que yo soy un
chupete. Peor sería aún hacer de bella chita, con el miedo que me da
saltar con lianas, tendría que agarrarme a las vergüenzas de Tarzán.
Mejor sería hacer de la bella ET, pues no me tendría que disfrazar. Veo
que la única forma de ligar que tengo es en sueños pues ligo hasta con
Ursula Andres, lo malo es que luego no me acuerdo del sueño. Mis amigos
dicen que no ligo porque soy muy bestia con las mujeres, pues para
quitarles complejo y quedar bien con ellas, a las narizotas las llamo
chata y a las chatas narizotas; a las de culo metido las llamo culonas y
a las de culo salido las llamo chochonas. Bueno, no sigo más pues no sé
lo que dura un monólogo y a lo mejor me he excedido.
"EL BANCO"
Iba
un mendigo al banco a pedir una limosna pero le convencieron y le
dieron un préstamo; para ello tuvo que poner el aval de su casa de 2
metros cuadrados (era el banco de la esquina) como no estaba escriturada
le dijeron que iría un perito a verla; él mendigo les dijo que fueran
por la noche porque de día el barrendero le regaba su casa banco, lo
cual aprovechaba él para ducharse. El banquero dijo que como los peritos
no trabajaban por la noche que era igual, que les trajera la firma de
un familiar; a lo cual le contestó el mendigo que si le valía la firma
de su perro que era el único familiar que tenía. Después de mucho
pensárselo y hacer cuentas, el banquero, al final le dijo: bueno
traígala foto de su perro que lo arreglaremos ya que hay una promoción
con la publicidad de "préstamos a todo quisqui" y no vamos a hacer una
excepción. El préstamo era de 10 euros a pagar en mil años (ya contaban
con los herederos), con los intereses le subía a un millón de euros,
pero se conformó porque sólo tenía que pagar un euro al mes y ese día le
solucionaría la comida. Entonces fue cuando se dio cuenta que los
banqueros no son tontos y que nunca pierden ya que en caso de no
pagarles se quedarían con su banco y con su perro, lo del que se
quedarán con el banco no le importaba sino fuera porque estaban todos
los bancos ocupados y que cuando se levantaba, para que no se lo
quitaran tenía que dejar a un familiar sentado o a un perro que mordiera
ya que si no muerde se podrían hacer amigo de el perro y robarles el
banco y el perro. Están tan solicitados los bancos para sentarse que hay
quién los vende. En invierno el mendigo se traía una tienda de campaña
de tres pisos y la ponía encima del banco y, los dos pisos de arriba se
los alquilaba a los anoréxicos. Los bancos de hoy no son como los de
antes, nunca se te ocurra invitar a sentarse a una persona obesa, mejor
es que pongas el banco de pie haciendo como el que lo arreglas y al
obeso lo invitas a sentarse en el suelo. Al final el mendigo después de
firmar tantos papeleos le dieron el préstamo de diez euros pero le
descontaron un euro para el seguro, otro euro por abrir la cartilla y
otro euro a cuenta del primer mes; pero lo peor es que le dieron a leer
una cláusula con la letra tan pequeña que parecía una raya horizontal, y
que decía de que en caso de que no le pagara al banco, el director de
la sucursal ocuparía su banco hasta que le pagase. Conozco a un mendigo
millonario que ha pedido tantos préstamos a tantos bancos diferentes que
con el dinero ha montado otro banco que le presta dinero a esos bancos,
con lo cual vivirá el resto de sus días como un rey; y sus hijos
heredaran una fortuna y podrán abrir otro banco que cubra las deudas del
banco de su padre. Ya lo decía mi padre: cuidado con los bancos que te
venden pesetas por duros y como no pagues, se quedan con la peseta y te
quitan el duro. Así es la vida, si los sueldos te lo pagaran de una vez
lo de todo el año y por adelantado, no tendríamos que acudir al banco;
lo malo iba a ser que cambiaríamos de trabajo todos los días. Eso es
como todo, en casa del herrero cuchillo de palo, los banqueros estarán
tan acostumbrados al dinero que muchos de ellos preferirían cobrar y
pagar en especie.
MI SUEGRA Y LOS CHINOS
Un
día fuimos toda la familia a la playa, incluida mi suegra que es
familia también aunque muy lejana por las ganas de perderla de vista.
Llevábamos una toalla de grandes dimensiones; le decíamos que era para
toda la familia para que no se ofendiera, pues ella ocupaba el 99, 99%
de la toalla. Gracias a ella no necesitábamos sombrilla ni nos robaban
la toalla; entre tanta gente mi suegra parecía una montaña de arena con
una pequeña cabeza; ella no se ponía nada para los pechos pues decía que
no habían alforjas de su medida y como los michelines le rodeaban y le
caían hasta cubrirle el tapachocho, parecía que iba desnuda. El mar
estaba en calma hasta que mi suegra se metió en el agua y hasta la arena
producía olas. Falta de sol le hacía falta pues estaba más blanca que
la blancanieves el día de su boda. Un caza ballena a punto estuvo de
desinflar a mi suegra creyéndose que era una ballena. Cuando estaba
tumbada en la playa se ponía tanta crema que los niños la utilizaban
como tobogán. Lo que más rabia me da es cuando la tengo que dar un beso
de saludo o de despedida, pues tiene tanta crema en la cara y le resbala
tanto que siempre acabo besando a mi suegro que parece que lo tenga
atado a ella. Una vez tenía mi suegro la lengua fuera, que asco, me pegó
un pelo de su bigote en mis labios, prefiero pincharme con sus bigotes
antes que pincharme con su lengua. Todavía me río cuando me acuerdo el
día que encarcelaron a mis suegros, pues fueron a una playa nudista y
los echaron por ponerse desnudos, luego denunciaron el hecho a la
policía y ésta los detuvo por escándalo público ya que esa playa no era
nudista es que se llamaba así. Al lado nuestra habían unos chinos
tomando el sol, mi suegra no hacía nada más que vigilar pues se creía
que nos iban a dejar sin arena, como son tan aficionados al arroz. Menos
mal que esos chinos no han invitado a toda sus familias pues son tan
numerosos que nos hubiéramos tenido que ir a tendernos al asfalto. Están
habitándolo todo y por todas partes, tanto que algún día nos
encontremos con la sorpresa de que tenemos un hermano chino, aunque sea
adoptado. Son tantos chinos en la China y están tan apretujados que para
hablar uno con otros utilizan el efecto eco, que consiste en pasar las
palabras de unos a otros hasta llegar a sus destinatarios; si al final
llegan las palabras deformadas da igual, como son todos los chinos
iguales se cambian de chino y ya está. Son tan iguales que allí no
existen los cuernos, hay tanto arroz en China que allí lo utilizan para
rellenar las playas y para construir edificios; lo malo es que con tanta
hambre se han comido los tabique y viven todos en comuna. Son ta pobres
los chinos que el arroz lo venden por unidades y son tantos los chinos y
se parecen tanto que allí un chino a veces no sabe si es él o es otro.
NADIE ES PERFECTO
Erase una vez un filósofo que era o no era, esa era su cuestión.
Ser
o no ser, pensaba, hasta que dejó de pensar y se fue a segar la era
porque si no lo hace él no habrá ser en todas las eras que se lo hagan.
Se quería tanto que se compró un boomerang y lo llenó de besos.
Era
tan querido por todos que los hombres lo llevaban siempre bien sujeto
no vaya a ser que se les escape y sus mujeres le demuestren lo mucho que
lo querían.
Era tan querido por su amigo que se acostaba con él y hasta con su mujer.
Era tan cariñoso que cuando paseaba parecía el líder de una manifestación gay.
Era tan alegre y se reía tanto que le salieron callos en las risas al caer éstas encima de sus pies.
Leía tanto que siempre comía sopa de letras para seguir leyendo.
Era tan trasnochador que se le oscurecía el día.
Era tan brillante que no necesitaba la luz para alumbrarse por las noches.
Era tan elegante que le ponía corbata a su coche.
Tenía tanta fe que decidió vivir en una llanura, no vaya a ser que su fe moviera las montañas y se le cayeran encima.
Era tan cristiano que llevaba una cruz a cuesta de grandes dimensiones.
Era tan desmemoriado que a veces no se acordaba de quién era el que estaba enfrente de su espejo.
Era tan afortunado que ya no le vendían lotería, pues nadie la compraría sabiendo que no les iba a tocar.
Era tan sacrificado que dormía en el suelo, y la cama la utilizaba como manta.
Era tan ancho que sus manos nunca llegaban a tocarse, y aplaudía apretujando el aire.
Era tan de derechas que se daba la vuelta completa.
Era tan escribiente, escribía tan deprisa y se comía tanto las palabras que una letra suya era una frase.
Pensaba tanto que sus pensamientos eran una tertulia.
Era tan sabio y sabía tantos idiomas que se le olvidó el suyo propio.
Era tan suyo que se tuteaba a solas.
Era tan educado que se llamaba de usted delante de los demás.
Era tan casual que siempre que se encontraba a sí mismo se decía: ¡qué casualidad!
Era tan exagerado que los que le conocían dividían por mil todo lo que él les decía.
Era tan barbudo que se llevaba a él mismo con las barbas.
Era tan lento que cuando movía un pie se le dormía el otro.
Era tan madrugador que no se acostaba.
Era tan sensible que se reía con dolor: jay, jay, jay...
Era tan fotogénico que todos los fotógrafos concursaban con sus fotos.
Era tan delgado que sólo tenía perfil.
Era tan puntual que quedaba un día después para llegar siempre a la hora.
Era tan mentiroso que él mismo se creía sus mentiras.
Miraba a tantos lados a la vez que en el cuello le salió un nudo llamado nuez.
Era tan imperfecto que se cambió su nombre por el de Pascualimperfecto.
Era tan listo, tan listo, que siempre era el primero en todo: se alistó
primero a la guerra y fue el primero en morir.
¡Ay! pobre filósofo, quiso volar tan alto para batir un record de altura que no pudo bajar para registrarlo.
LAS CRITICONAS
La Loles y La Tere cuando hablan no hablan, critican.
Le
dice La Loles a La Tere: ¡Oye!, sabes que Luisa, la del tercero, no
conduce ella, le lleva. Conduce tan mal que pierde el equilibrio. Y me
han dicho que su coche tiene triple frenos, los normales y los de los
árboles que le frenan. Conduce tan despacio y produce tantos atascos que
le van a hacer una carretera para ella sola. Con lo derecha que va
siempre, que parece una regla. Has visto las gafas tan oscuras que
lleva, ¿o serán ojeras? Eso sí, se la ve muy nerviosa, muy echa palante,
como que en vez de tetas llevará muelles. Se le ve que tiene mucha
sangre, tanta que en vez de caminar parece que nade. No sé si habrás
notado que mira a todos los lados a la vez, por eso creo que lo que
tiene en la garganta no es una nuez, es un nudo; con el tiempo se le
hará un cuello giratorio, ya verás.
-¡Sí!,
¡pobreta! -exclama La Tere-, y has visto como le suda la frente, se va a
tener que poner un parabrisas para ver; quizás por eso parece que
resbale tanto, si parece que nunca esté en el mismo sitio. Me han dicho
que roba frutas en el mercado, y como no le caben en su casa de tanta
mierda que tiene, se las tiene que devolver a los que ha robado. Y has
visto como camina, anda tan despacio que parece que va para atrás. La
pobre, debe de dormir mucho pues sus pestañas parecen legañas. Y que
forma de vestir tiene, viste tan mal que cualquier día saca una moda
nueva. También me han dicho que todo lo que gana se lo gasta en las
máquinas tragaperras; dicen que juega tanto que para ella ganar es
perder; con lo que deja de perder le hará al marido sopa de estrellitas,
que es lo más barato que hay.
-¡Ay,
sí! -interrumpe La Loles-. Pues también se lo deben gastar en tabaco,
pues fuman un montón; echan tanto humo que vaticinan tormenta. A lo
mejor por eso siempre van vestidos de negro, para que no se le vean las
manchas de nicotina. Algún día los confundirán con su sombras. Y que
silenciosos que son, por mucho que pongo las orejas en la pared, apenas
los oigo; deben de mascar la sopa y tragarse las letras. Te has dado
cuenta lo inclinada que va hacia el norte, debe ser más sensible que la
aguja de una brújula. ¿Y qué dicen por ahí?: ¿que todos los domingos van
al bingo?
Sí, es cierto, -le
responde La Tere- son tan domingueros que al Domingo le llaman Donbingo;
y son tan tacaños que enfundan las monedas para que no se gasten. Lo
que no entiendo es porque él está tan gordo, con lo que gastan, es tan
pesado que parece que arrastre el culo. Son gentes muy raras; la boca de
él parece un altavoz porque cuando habla parece que cante, pero
desentonando, claro. Y ella, es tan poco generosa que no pertenece a
ningún genero, es degenerada. Y además, parece tan cansada que debe
llevar una almohada en las espaldas, para recostarse por las paredes
será. Bueno, luego seguiremos hablando no vaya a ser que digan que
estamos criticando.
PIROPOSEANDO
Hay
piropos para todos los gustos. Como aquel que le dije a una: "Estás
chipen", lo cual no quise decir que tuviese chepa; pero ella no sé lo
que debió entender, que me contestó: ¡El jorobado lo será tu padre!
O
aquel piropo que le dije a otra: "Estás de buten". Ésta debió entender
que le dije butano, porque me respondió: ¡Tú si que eres una bombona,
pero de gasoFEO!
También las feas se
merecen que las piropeen, digo yo, por eso a una fea la piropee
diciéndole sin mala intención: "Estás de miedo". Tuve que salir
corriendo, pues me puso una cara de mala leche que me asusté.
Hay
mujeres a las que no le gustan que las piropeen, pero como no llevan un
cartel luminoso o un altavoz que lo anuncien, no lo sabes. A una gorda
la piropeé, para quitarle el complejo de gorda, y le dije: "Estás
superior". Pues le sentó como un tiro, ya que supongo que pensaría que
lo de superior estaba relacionado con lo de supergorda; con lo cual se
acomplejó más, y a mi me dio un guantazo de los superiores.
Y
es que nunca sabes con quien acertar. Menos mal que con una vieja
acerté, la piropeé diciéndole: "Estás de rechupete". Y se ve que le
gustó tanto que se puso a chochear conmigo.
A
una la piropeé diciéndole: "Estás para comerte". A punto estuvo de
comerme la oreja, y eso que odiaba la comida, era anoréxica y estaba en
los huesos.
Hay que saber piropear, y
yo para eso soy un poco basto, ya que, a veces, en vez de piropear
insulto. Supongo, que habrán mujeres sadomasoquístas a las que les
gusten que la piropeen insultándola o pegándola por la calle. A mi me
gusta embellecer la fealdad de las mujeres, por eso a las que son
narizotas las digo: "Si eso no es una nariz..., ¡eso es un suspiro, muy
grande!Y a las chatas las piropeo diciéndoles: "Ole narices con grasa".
A
una pelirroja la piropeé diciéndole: ¡La de zanahorias que comerás tu,
alma mía! Y le sentó mal, pues era lesbiana. Me agarró de la zanahoria, y
un poco más y me la arranca. Vamos, que no acierto una.
Hay
que mirar bien a quién se piropea, o sino te puede pasar lo que a mi,
cuando piropeé a una que vi de espaldas con una larga cabellera muy
brillante, y que le dije: "Cuando nombraron las sietes maravillas se
olvidaron de ti, preciosa". Se dio la vuelta y resultó ser un tipo muy
feo con cara de boxeador y bigote. A que hombre con esa cara se le
ocurre dejarse el pelo largo y encima echarse brillantina.
A
otra que la vi con una buena delantera, la piropeé diciéndole: Estás
que tiras de espaldas" luego cuando la vi de espaldas y me di cuenta de
que también era jorobada.
Una vez piropeé a otra diciéndole: "Estás para darte un buen BOCAO". El bocao me lo dio su novio que estaba detrás mio.
A
una mujer no se la debe piropear comparándola con un animal. No se la
debe piropear diciéndole: eres una zorra, o eres una perra, o "eres una
camella con dos tetas arriba y yo un dromedario con el bulto subido".
Eso no es fino, a la mujer hay que decirles cosas bonitas como : "Eres
una rosa abierta en espera de un capullo salido". Y si es posible,
quitarles años, o ponérselos, como a la que piropeé diciéndole: "Eres
una rosa tan joven, que todavía no te han salido los pétalos". Le sentó
mal, seguro que entendió pectorales en vez de pétalos.
Tengo
un amigo andaluz, que pronuncia tanto las eses, que en vez de decir
pisa, dice pischa, y a una la piropeó queriéndole decir: "Pisa, morena;
pisa con garbo...Y claro, la chica entendió: "Picha, morena; picha con
garbo...No le dijo nada pero le arreó un pischotón en el pie.
Hay
piropos sexuales, como el que le piropeé a una: ¡Ole ese cuerpo serrano
que va pidiendo a gritos que le metan mano! No le gustó el piropo,
porque me contestó: "Ole tu cuerpo de marrano que va pidiendo a gritos
que le den por el ano".
A una
estudiantes, la piropeé diciéndole: ¡Vaya rectas! ¡Vaya curvas! ¡Viva la
geometría! Pues me dio con el bolso en la cabeza diciéndome: Toma
geometría, que por culpa de ella he suspendido el examen de hoy.
REFRANES, PITOS Y FLAUTAS
No
todos los refranes tienen razón. Por ejemplo, ese que dice: "Ojos que
no ven, corazón que no siente". ¿Sentiría amor?, el asesino múltiple
ese, que mata a sus víctimas mirándolas fijamente a los ojos. Tampoco
tiene razón, ese otro refrán que dice: "A la cama no te irás sin saber
una cosa más", pues mi abuelo se levanta a orinar muchas veces, y
todavía no sabe lo que es orinar dentro del retrete. El refrán: "No todo
es oro lo que reluce", sí que tiene mucha razón, ya que a mi suegra le
reluce la crema que le tapa las arrugas y las arrugas que le tapan la
crema. A ella, también le reluce la dentadura postiza y hasta las
amígdalas, le reluce todo, es la reluciente. De reluciente que está, se
deslumbró al mirarse al espejo. Se creía que no estaba, se asustó y se
le cayó la dentadura mordiéndole el pie, se agachó a recogerla y se le
cayó la peluca de abajo y la de arriba. Se quedó calva del todo.
Entonces, le dije en broma: "A la ocasión la pintan calva". Ella me miró
muy seria, con un ojo cerrado, también se le había caído el ojo de
cristal. Me fui rápido de allí, pues igual a mi suegra le da por
pegarme, o desmontarse a trozos, y luego tendría que montarla pieza a
pieza, y es posible que me equivocase y se las montase en diferentes
sitios.
Me fui "A partir un piñón"
con un amigo, que no es lo que el refrán significa, sino que fuimos a
partir piñones con los dientes, ya que mi tío, el tacaño, nos lo pagaba a
un céntimo por cada 100 piñones partidos. Luego nos fuimos sin dientes a
cazar, y mi amigo dijo: "Dónde pongo el ojo pongo la bala". Sería que
puso el ojo en la bala o la bala en el ojo, porque sólo cazó un
espantapájaros, y fue porque éste no se movió. Lleguemos a casa "A altas
horas de la noche", que no sé porque se dice que las horas son altas
por las noches, ¿es que por las mañanas tenemos que ir agachados? Las
que si que estaban altas eran las estrellas, dicen que están "A años
luz", ni que la luz tuviese años, o que estemos a muchos años de la luz o
que todo sea oscuridad. Es que hay dichos que parecen decir otra cosa,
como aquél que dice: "Vino a bombo y platillo", cualquiera podía pensar
que su mujer vino con un bombo que le hizo el que vendía platillos, o
que vino con la cara como un bombo y los ojos como platillos. O como
aquél otro que dice: "A la chita callando", que parece que quiera decir
que calles a la mona de tu mujer.
Hay
refranes que confunden, como aquél que dice: "A buenas horas mangas
verdes", que parece decir que a malas horas calzoncillos marrones. Pero
sin embargo, hay otros muy educativos, como la cancioncilla que se
cantaba cuando eramos niños: "A, e, i, o, u borriquito como tú", que
servía para que aprendiéramos a ser burros de mayores.
Al
otro día, fuimos a ver a la Asunción, y todo porque dije: "La excepción
confirma la regla", y mi amigo entendió que la Asunción confirma que ya
no tiene la regla. Ella no estaba, y fuimos "A la bartola"; es decir a
ver si podíamos tirarnos a la Bartola, que como dice el refrán: "Más
vale malo conocido que bueno por conocer", refrán que se parece a otro
que dice: "A falta de pan buenas son tortas"; aunque la Bartola no es
que sea una torta, es un tortazo de mal hecha que está. Pero bueno, "Más
vale pájaro en mano que cientos volando" porque la Bartola tiene manos.
Es tan tetuda, que me recuerda a ese otro refrán que dice: "Del dicho
al hecho hay mucho trecho", que traducido al idioma sexual, podría
significar, que la Bartola tiene mucho pecho entre el chocho y el techo.
"A
nadie le amarga un dulce", aunque el dulce sea amargoso y tengas
amargor de boca. Y tampoco nos podemos "Ir a quejar al maestro armero",
pues es maricón y está bien armado. En fin, "Aunque la Bartola se vista
de seda Bartola se queda" que no es lo mismo que una mona. Nosotros
tampoco somos unas bellezas "faltaría más". Somos unos bellos, como el
refrán ese que dice: "El hombre y el oso, cuanto más feos, más
hermosos". Tampoco podemos presumir de mucha picha, somos como el refrán
que dice: "A buen jodedor, poca picha y muchocojón". Salimos tan
calientes, que nada más llegar y ver a la Bartola, desenfundemos
nuestras pistolas y fuimos "A quema ropa". Hicimos como el refrán ese
que dice: "A buen entendedor pocas palabras bastan".
EL DELINCUENTE
Casi
todos los días, el delincuente Jaimito se olvidada las llaves en su
casa o en la del vecino, para practicar entrando por su ventana o por la
del vecino. Éste lo denunció unas 2.000 veces, y perdió el juicio unas
4.000 veces debido a que siempre recurría la sentencia. ¿Cómo iba a
ganar?, si su mujer atestiguaba en contra suya alegando que le daba
miedo del delincuente. Aunque la verdad es que ella no quería que su
marido se enterase de que el delincuente le robaba las propinas que le
daba ella por robarle su fidelidad.
Jaimito
era tan chorizo, que sudaba pringue. El muy cara se robaba a sí mismo
la cartera para denunciar que se le había perdido en todos los sitios,
por si encontraba alguien alguna cartera indocumentada en algún sitio.
¡Vaya
tío!. Decía que era un deportista de la OTAN pero al revés. Entre sus
deportes favoritos estaba el de correr delante de la policía, hasta
alcanzarlos al dar la vuelta a la manzana. Presumía de saltar de tejado
en tejado agarrándose a la cola de los gatos. Practicaba el
contorsionísmo intentando introducirse entre los barrotes de hierro de
su ventana, lo cual le obligaba a estar dos días sin pensar para que le
adelgazara la cabeza y dos horas pelándosela para que se le desinflarán
los testículos. También practicaba el salto de altura con escaleras y la
subida y bajada de las tapias con ventosas. Un día batió el record de
altura, al saltar una tapia de 4 metros debido a que un perro le
perseguía. A pesar de todo, era muy trabajador, trabajaba todo el día
pensando en la manera de no trabajar.
Era
un gran actor, cuando le descubrían abriendo un bolso, hacía como el
que lo cerraba, aconsejando de que tuviesen cuidado con los ladrones.
Cuando le descubrían con la cartera robada en la mano, acusaba al que
había robado de que le robaba esa cartera, hasta convencerlo. Cuando no
tenía escapatoria, armaba un gran alboroto, para silenciosamente
escabullirse.
Cuando le perseguían,
siempre buscaba las esquinas para hacerse pasar por otro: En un instante
se daba la vuelta él y su chaqueta, se subía el cuello y el otro
cuello, se arrugaba la cara, se hinchaba los mofletes, se ponía a andar
de puntillas y señalaba con la mano hacia una puerta para que creyesen
que él se había metido en ese edificio. Cuando no podía escaparse,
porque era una calle sin puertas y sin salidas, entonces practicaba el
boxeo con las manos, pies y culo contra las partes bajas de sus
perseguidores.
Era tan camaleónico
que en la cama era un león, y en la oscuridad era una sombra. Hacía de
espía al servicio de la mejor causa, su propia causa. Conocía tantos
atajos, que no le hacía falta rodear una calle para ir a la otra calle.
Robaba más rápido que la luz, pues los que le estaban viendo como
robaba, no le veían robar; no se le veía ni las manos cuando tiraba una
piedra y escondía las manos.
Jaimito
era bajito, perseguía a sus víctimas pegado a sus espaldas por si se
daban la vuelta, para que no le vieran. Y si al que seguía era más bajo
que él, entonces le perseguía por delante. Jaimito utilizaba coches de
lujo, vestía elegantemente con trajes caros, daba buenas propinas y
gastaba mucho, para que nadie sospechará que era pobre y que era
delincuente. Cuando se juntaba con otros delincuente practicaba el
baloncesto; se pasaban el bolso robado de uno a otro hasta vaciarlo y
luego encestar el bolso en el cubo de la basura. Cuando iban a atracar
un banco, sacaban antes sus dineros del cajero automático para que sus
dineros no entrasen en el reparto.
Jaimito
era tan familiero, que los policías siempre le ponían esposas. Era tan
aprovechado, que conseguía que cualquiera hiciese de ladrón por él, como
al taxista que le hizo cargar tres sacos de cemento de una obra sin
vigilancia para que se los llevase a un 8º piso sin ascensor. Al taxista
lo había engañado diciéndole que era el dueño de la obra y que le iba a
dar una muy buena propina.
Jaimito,
no es que siempre se equivocase a su favor contando el dinero, es que no
sabía contar de otra forma. Jaimito aconsejaba a los que no le
conocían, que dejasen la radio puesta y la puerta abierta de sus casas
cuando se fuesen de vacaciones, para que los ladrones creyesen que había
alguien. Y que si al llegar a sus casas se encontrasen la casa vacía,
bajasen a la calle para ver si no se habían equivocado de número; y que
tratasen de ver el lado bueno de las cosas, pensando que sería posible
de que también se hayan podido haber llevado a sus suegras.
Prefirió
atracar a una dentro del banco, tuvo mala suerte, pues cuando la fue a
atracar ya había ingresado todo el dinero en su cuenta. Allí fue donde
lo detuvieron, ya que era un banco que estaba pegado a una comisaría y
se comunicaban por una puerta falsa.
EL CONCURSO
Mi
tío fue a concursar a la TV al premio "el espectador que más aplausos
diera en menos tiempo" y ganó el primer premio porque también aplaudió
con las orejas. La competición estuvo muy reñida pues hubo uno que
aplaudía también con los testículos pero se le quebró uno; otro aplaudía
con las nalgas hasta que le entro diarrea; otro aplaudía con los pies
pero lo echaron por guarro ya que no se los había lavado. Los que más
guerra le dieron fueron los siameses, suerte que se liaron a tortas pues
no se llevaban bien. Mi tío acabó con las orejas coloradas de tanto
aplaudir y se le alargaron medio metro tuvo que rodearse al cuello
porque parecían unas alfombras; lo peor fue la foto pues no había manera
de que saliera su cara de perfil. En la mili se libró de la instrucción
porque se caía al pisarse las orejas y provocaba un montón de bajas
debido al efecto dominó; estuvo a punto de librarse de la mili pues le
diagnosticaron pies planos al confundir las orejas con los pies; aunque
se tenía que haber librado por bajito pero se empeñaron en medirlo con
las orejas desplegadas hacia arriba. De portero era genial las paraba
todas con las orejas hasta que le dejaron sordo de un balonazo. Luego se
colocó de detective y le fue muy bien pues se ocultaba la cara con las
orejas para disimular. Pobre tío, se compró unas gafas pero tuvo que
empalmar dos bastones a las varillas para poder ponérselas. Luego el
otro día me llamó por teléfono a cobro revertido mi tía la tacaña, la
mujer de mi tío el orejón. Me dijo que me invitaba a café y a pastas
porque sabe que café no tomo por los nervios y pastas no como por el
régimen; me dijo que fuera de día pues así se ahorraba la luz, le voy a
comprar una hucha para haber si así cambia. Mi tía me recibió en
silencio, no sé porqué será; como hacía mucha calor me puso el
ventilador pero no lo enchufó decía que la fe mueve montañas. Abrió las
ventanas de los patios porque decía que a esa hora perfumaban las casas
sus vecinos y así se ahorraba perfumar la suya. Era tan tacaña que
sacaba un barreño al balcón para aprovechar el agua de la lluvia para
lavar los platos y lavarse ella. Bueno en fin, otro día les seguiré
hablando de mis tíos.
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