martes, 5 de marzo de 2024

El centro del mundo

 



Imagen de un universo multicolor con muchos astros entre uno grande
El centro del Universo. Pixabay


El centro del universo



El centro del universo

Por no haber nada absoluto todo tiene que tener su contrariedad; por eso necesariamente la nada tuvo que tener su contrariedad, pero no sólo una, sino varias contrariedades ya que la nada podría disponer de varias absolutidades. 

Todas esas contrariedades de la nada se debieron  acumular en una sola contrariedad, ya que estamos hablando de la contrariedad de la nada, que es la esencia de la existencia, la cual es un cúmulo de contrariedades que ha evolucionado en todo un mundo de existencias conforme a ese cúmulo de contrariedades.
¿Cuáles serían las contrariedades de la nada?: es posible que me deje alguna, la primera podría ser la centralización como contrariedad de la descentralización o infinitud de la nada, por no poseer la nada ningún centro. La segunda sería la finitud, por no poseer la nada dimensiones o por ser la nada infinita. La tercera sería la material (la existencia), por no poseer la nada materia o existencia. La cuarta sería el dinamismo, por poseer la nada una plena quietud. La quinta sería la búsqueda sin fin de la perfección, por ser la propia nada absoluta perfección. La sexta sería la tendencia a la evolución sin fin conforme al orden impuesto por la nada, por ser la nada un pleno orden como nada. Y la séptima sería la energética, por no poseer la nada energía o por ser pura energía la contrariedad de la nada, energía inducida por la propia contrariedad de la nada, y graciaa eso se creó una repulsión contra la nada que hizo posible que la existencia atraiga a la existencia y que la nada atraiga a la nada.
Esas absolutidades de la nada: infinitud, descentralización, inexistencia, quietud, perfección, orden y sin energía imposibilitarían a la propia nada ser la nada y la obligaría a estar inducida, a poseer una serie de contrariedades que evitasen esas absolutidades. Gracias a eso, irremediablemente, surgiría en cualquier punto ínfimo de la nada esas contrariedades acumuladas en una sola contrariedad, acumuladas en un sólo punto, que sería el punto central de la infinitud de la nada, el punto central de la existencia o el punto central del mundo y de todo lo existente (por eso no pueden existir más mundos, por eso no pueden existir más de un centro del mundo).
Esa contrariedad o punto central de la nada, había permitido a la existencia la posibilidad de existir y de poder alcanzar la infinitud de la nada. Lo cual equivaldría a que la existencia pudiese respirar, a que no estuviese encerrada en una finitud, a que fuese siempre abierta, a que no tuviese fin, a que fuese eterna y a que pudiese evolucionar sin cesar, conforme al orden inducido por la nada, tratando de ser siempre existencia. Tratando siempre de buscar la perfección de la nada, cosa que la existencia nunca logrará definitivamente ya que la perfección es una infinitud de la nada, una absolutidad, una imposibilidad; pero la existencia necesitará siempre buscar esa perfección, para poder ser siempre existencia imperfecta perfeccionándose continuamente.
Ese punto central se había convertido en un cúmulo compacto energético, que acumulaba todas esas energías concentradas de las propias contrariedades de la nada. 

Todas esas contrariedades de la nada crearon el centro del universo: finitud, tendencia a la búsqueda sin fin de la perfección de la nada, dinamismo, energía, centralización (punto o formación esférica central del mundo, con la posibilidad de que la evolución de la existencia adoptase también esa centralización y ese origen esférico) y evolución conforme al orden inducido por la nada. 

De esa forma, esa ínfima contrariedad de la nada comenzó a dotarse de existencia como existencia, ya que ya poseía las energías suficientes en contra de la nada; ya que ya poseía el dinamismo energético suficiente; ya que ya poseía la finitud energética necesaria; ya que ya poseía la tendencia energética suficiente que le inducia a buscar sin fin la perfección y la infinitud de la nada, lo cual también le inducía a evolucionar, a multiplicarse, a seguir un camino, un orden. 

De esa manera, esa contrariedad de la nada se convirtió en la esencia de la existencia, que partiendo del punto más central de la nada se convertiría en el origen central de la existencia, que de forma ínfima, dinámica, esférica, imperfecta, energética y ordenada evolucionaría de la única forma posible de evolucionar, multiplicándose indefinidamente inducida por el camino u orden impuesto por la nada. 


Autor: Salvador Sánchez Melgar
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