La matemática universal. Pixabay |
La matemática universal
Todo es unas matemáticas
La existencia universal representa cantidades, por tanto representa números. Los números existen gracias a que son productos del propio orden universal. En un futuro muy lejano la matemática universal nos llevará a un inevitable final matemático: el final de nuestro planeta y el traslado viviente a otro planeta a través de las almas. Llevará a todo lo viviente a un nuevo comienzo en otro planeta que albergue vida.
El final de todos los sistemas planetarios es inevitable como el nacimiento constante de nuevos sistemas planetarios.
Siempre nacerán más sistemas planetarios que los que se extinguen, puesto que el crecimiento universal es imparable y no tiene fin.
El futuro final siempre se cumple porque es un futuro matemático.
Pero mientras llega ese futuro inevitable, la existencia de nuestro planeta evolucionará como si no existiese ese final.
Destino final
Ese inevitable destino final de nuestro planeta no afectará a la humanidad porque las vidas, mediante las almas, se habrán trasladado mucho antes a otro sistema planetario que albergue vida.
También la materia se trasladará, o se transformará en otra existencia puesto que nada desaparece definitivamente ya que todo se transforma y al mismo tiempo todo evoluciona.
Lo que le suceda a cualquier sistema planetario apenas tiene importancia para la matemática universal, ya que el Universo crece sin fin. Cada sistema planetario posee un orden propio a semejanza del orden universal porque todo se origina y existe conforme es el orden universal.
Mientras la extinción de cada sistema planetario no llegue, cada planeta evolucionará de manera independiente, pero sin dejar de estar inducidos a evolucionar conforme evoluciona el orden evolutivo universal.
La matemática universal permite que nazcan evoluciones independientes
¿Qué sentido tiene evolucionar como vida si al final evolucionamos como evoluciona el orden universal?: el sentido de poder evolucionar con libertad para así poder evolucionar hacia una evolución universal sin fin.
En ese largo camino evolutivo viviente sin fin nos dará tiempo de conocer todos los secretos del Universo.
La jerarquía universal de almas funciona como si tuviese una propia matemática, pero sin poder dejar de formar parte de la matemática del orden universal.
Todas las almas y las vidas, por muchas que nazcan, tienen cabida de sobras en el Universo.
Los hechos que suceden en la Tierra, por muy importantes que sean, no influyen en el orden universal, es como si viviésemos en un mundo aparte.
La matemática universal de las estrellas
Todas las estrellas son productos del orden universal originadas con orden en los lugares apropiados para ello.
Las estrellas surgieron como estaba programado que surgieran.
Las estrellas surgen como movimiento, ya que todo es movimiento; surgen como cúmulos de existencias energéticas muy condensadas y en los lugares adecuados para ello.
Y como existencias en movimiento que son, a semejanza de las existencias dinámicas más pequeñas posibles, surgen de forma esférica rotando sobre sí mismas. Semejanzas que también adquirirán los planetas, como no podía ser de otra forma.
Todo es una matemática
Nosotros también somos matemáticas, por tanto estamos matemáticamente inducidos a ser lo que somos.
Como matemática hereditaria que somos, estamos inducidos a actuar conforme actúa la matemática que somos, conforme actúa la matemática en donde existimos y conforme actúa la matemática de todo lo demás.
La evolución, de por ejemplo cualquier piedra científicamente se podría pronosticar su futuro con bastante acierto.
A una vida si se la dejase que evolucione por sí misma sin injerencias externas, sería imposible pronosticar con acierto todo su futuro, porque la vida posee libertad de acción.
La matemática hereditaria y la libertad de acción de cada vida nos permite conducir nuestro futuro con libertad.
A pesar de todo eso, no se puede impedir que nos sucedan los hechos más importantes, incluido la muerte.
Todos los caminos vivientes matemáticamente conducen a los sucesos vivientes más importantes.
Los hechos menos importantes no suceden por la matemática universal, suceden por la matemática de nuestra propia evolución y por la matemática impuesta por la jerarquía de almas. Ya que al final, a excepción de los sucesos más importantes que nos sucedan, suceda lo que suceda, siempre evolucionaremos conforme nos induce evolucionar la matemática universal.
A la matemática universal poco le influye lo que nos suceda, pero a la jerarquía de almas sí le influye lo que hagamos, porque si no dejaría de ser una jerarquía de almas.
Fuera de nuestra libertad de acción la jerarquía de almas nos controla matemáticamente porque si no lo hiciese así el mal siempre vencería al bien y el bien siempre vencerá al mal. Y de lo que se trata es de que todo evolucione lo más matemáticamente justo posible. Con lo cual para esa evolución se necesita tanto el bien como el mal; ya que a veces el mal se necesita para que el bien pueda vencer al mal y viceversa.
División de la existencia
La existencia se divide en dos tipos de existencias: las existencias dinámicas más pequeñas posibles que saturan constantemente de existencias el Universo expansivo y las existencias compuestas de existencias.
Las existencias dinámicas más pequeñas posibles por sí mismas no se pueden transformar porque sus pequeñeces máximas les impide cualquier tipo de transformación ya sea como división o como multiplicación.
La existencia en sí no posee el tiempo, es la unión sincronizada de las existencias la que posee el tiempo.
Todo se transforma con orden
El que existan diferentes espacios-tiempos no significa que funcionen como espacio-tiempo de manera distintas aunque unos espacios-tiempos sean más grandes que otros. Todo lo contrario, todos los espacios-tiempos deben funcionar como tiempo exactamente igual, ya que todos los espacios-tiempos están inducidos a funcionar como tiempo por el mismo ritmo dinámico que posee la gran sincronización dinámica repulsiva de la expansión universal. Y como todo el Cosmos se expansiona al mismo ritmo y velocidad dinámica, ya que el Cosmos es todo en sí un continuo crecimiento de existencias dinámicas.
El Cosmos no podría crecer ni expandirse sin los constantes nacimientos de existencias dinámicas más pequeñas posibles.
Y solo se puede nacer como existencia dinámica más pequeña posible.
Con lo cual el Universo expansivo se satura constantemente de existencias dinámicas más pequeñas posibles semejantes entre sí, que solo se diferencian unas de otras en que cada una posee su propio espacio.
Surgir de la nada
En el nacimiento de dichas existencias dinámicas más pequeñas posibles solo podían existir dos opciones: las de que surgieran como duplicaciones directamente de la nada o la de que surgieran como duplicaciones de las propias existencias. Pero nazcan como nazcan únicamente podían nacer surgiendo de la nada como existencias dinámicas más pequeñas posibles.
solo se podía surgir de la nada como algo infinitamente extraordinario ya que la nada no existe.
La primera existencia que surgió en el Universo surgió de la nada como la primera existencia dinámica más pequeña posible, porque de algún sitio tenía que surgir. Y a través de esa existencia, las demás existencias surgieron como copias, ya que también surgían donde no existía nada que es como surgir de la nada. Y surgir como existencia de la nada es surgir como la existencia dinámica más pequeña posible.
Cada vez que nacía una de esas existencias, formaba junto con las demás existencias, un espacio dinámico expansivo cada vez más grande, porque alrededor de todas las existencias solo podía estar la nada la cual no se podía ocupar porque la nada no existe.
Gracias a la presión en sí mismo del espacio dinámico ocupado por las existencias que surgen de la nada surgen sin cesar nuevas existencias, que serán nuevas duplicaciones de existencias dinámicas más pequeñas posibles.
Surgió un agujero negro
Como la nada que rodeaba al espacio expansivo universal impedía que este espacio creciese exteriormente ya que la nada no existe y por eso ésta no se puede ocupar, el Universo no tuvo más remedio que crecer y expandirse interiormente, o sea en forma de agujero negro.
Como en el origen universal, en ese agujero negro que representa la expansión universal, no existían las dimensiones, ni los tamaños (ni lo grande, ni lo pequeño). Ese agujero negro se expandió instantáneamente sin fin hacia dentro, hacia lo pequeño, hacia lo infinito, hacia la nada que nunca llegará a alcanzar porque la nada no existe.
Como ni lo grande ni lo pequeño existían en esa expansión, expandirse hacia lo pequeño era como expandirse hacia lo grande.
O sea que ese agujero negro se expandió interiormente sin fin creciendo hacia lo grande, aunque realmente creciese hacia lo pequeño, hacia dentro de ese pequeño espacio dinámico que originó el Universo. Ya que al no existir todavía el tiempo que conocemos, en la expansión universal tanto lo grande como lo pequeño eran imposibilidades porque no existían.
El que no existiesen los tamaños, ni las dimensiones ni el tiempo en el origen universal en forma de agujero negro tiene su lógica; ya que tanto los tamaños como las dimensiones y el tiempo que conocemos solo se pueden producir mediante las constantes atracciones y transformaciones de las existencias compuestas, y en ese agujero negro todavía no se podía componer la existencia compuesta porque todavía no se había creado ninguna estrella.
Hay que tener en cuenta que la primera existencia dinámica más pequeña posible que surgió de la nada originando así ese primer pequeño espacio dinámico que originó el agujero negro que a su vez originó el Universo, era una existencia totalmente dinámica y repulsiva sin tamaño real. Puesto que entonces, al no existir el tiempo que conocemos no existían las dimensiones ni los tamaños, o sea que entonces no existía ni lo grande ni lo pequeño ya que esas dimensiones y tamaños solo son posibles donde existe el tiempo que conocemos.
De esta manera todo coincide: el Universo es un agujero negro que se expande y crece instantáneamente sin fin hacia lo pequeño; sin poder nunca llegar a la pequeño, ya que esta dimensión no existe en la nada.
Y que a medida que el Universo se forma como agujero negro al mismo tiempo se expande y se satura constantemente de existencias dinámicas repulsivas más pequeñas posibles.
Todo posee su yo
Todo posee su yo, su identidad propia, porque todo ocupa un espacio propio, ya sea como existencia más pequeña posible o como compuesto de existencias.
Solamente los yos de las existencias más pequeñas posibles son inalterables, los yos de las existencias compuestas no son inalterables ya que se transforman continuamente.
De la existencia compuesta nace ese presente de todo que no se puede mantener como presente.
Cuando vemos que nosotros envejecemos y todo lo demás envejece al mismo ritmo, pensamos que el tiempo está en todo.
El tiempo está en todo como medida, el orden universal se encarga de ello.
Todo envejece porque todo forma parte de un orden llamado tiempo.
El tiempo es la sincronía dinámica ordenada que posee la existencia para poder ser tiempo.
El tiempo no existe en las propias existencias dinámicas más pequeñas posibles porque el tiempo es la unión ordenada de absolutamente todas las existencias.
Cualquier persona, animal o cosa, sea individual o compuesta, dispone de un ritmo u tiempo, no porque sea su propio tiempo sino porque pertenece a la sincronía evolutiva universal del tiempo.
Autor: Salvador Sánchez Melgar
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