miércoles, 28 de febrero de 2024

Todo es un orden

  




La evolución inteligente sin fin


Todo es una jerarquía


Como todo es un orden, todo lo que existe en el universo se mantiene como una ordenada formación universal; orden que posibilita que existan existencias  muy similares entre sí; existencias como las infinidades de estrellas y planetas que existen, con constituciones, formas, rotaciones, materiales y energías muy parecidas entre sí.

No hace falta mirar al cielo para ver que todo el universo es un completo orden, ya se ve en todo lo que existe en la Tierra. No nos damos cuenta de ello porque nosotros mismos formamos parte del mismo orden dinámico universal, en el que todo se crea de una manera muy similar.

Aunque las vida de un planeta que disponga de vida evolucione de manera diferente a la vida de otro planeta que también disponga de vida; no existirán muchas diferencias entre unas evoluciones y otras porque todas nacen con las mismas reglas evolutivas dinámicas inducidas por el orden dinámico evolutivo  universal.

La evolución viviente sólo puede evolucionar como evolución inteligente. Y esa evolución inteligente  únicamente puede evolucionar mediante una jerárquica unión viviente, llámese árbol genealógico u orden viviente. No es que el orden dinámico universal haya buscado  inteligentemente una forma que le permitiese poder evolucionar su propia inteligencia sin cesar; es que es inevitable que la inteligencia evolucione sin fin porque el propio Cosmos, como orden que es, necesita evolucionar sin fin su propio orden, buscando los inevitables y únicos caminos para ello, ya que la tendencia a la evolución inteligente sin fin era inevitable. Por eso mismo, el orden dinámico universal, no tenía otra opción que la de encontrar el único camino evolutivo en el que la evolución inteligente pudiese evolucionar sin fin, y ese camino era el  de la vida, y para ello tuvo que crearla inductiva evolutivamente, posibilitando la creación de planetas que posibilitasen las condiciones adecuadas para que surgiese la vida. Ese es el caso de nuestro planeta y de infinidades de planetas que existirán con parecidas condiciones vivientes que las nuestras.

La evolución jerárquica viviente sólo permite que una única especie viviente pueda evolucionar psíquicamente sin fin, la humana;  aunque  necesariamente también evolucione como alma. Existe una evolución jerárquica de las almas unida jerárquicamente  a la evolución jerárquica viviente;  ya que la jerarquía viviente no podría evolucionar sin ser controlada por otra  jerarquía superior, la de las almas.

Por mucho que se investigue del porqué el ser humano es más inteligente que los demás seres vivientes y cómo y  cuando pudo evolucionar; como si los seres humanos fuésemos únicos y no formásemos parte de una jerarquía viviente. Tarde o temprano se descubrirá que formamos parte de una única evolución inteligente viviente, que por el bien de la evolución inteligente, no tuvo más remedio que evolucionar jerárquicamente. Y eso obligaba a que existiese sólo una única especie viviente que pudiese evolucionar psíquicamente más que las demás. Por eso surgió la especie humana, surgimiento que llevaba incubándose desde los mismos orígenes vivientes. Por eso también, desde esos mismos orígenes vivientes, inevitablemente siempre una especie viviente evolucionaba inteligente más que las otras; ya que la inteligencia evolutiva no podía evolucionar de otra manera.

Esa forma jerárquica de evolucionar hacia una evolución inteligente sin fin, a través de una única especie viviente, ha beneficiado y  beneficia a todos los seres vivientes en general; porque todos los seres vivientes tienen la posibilidad de evolucionar a través de las almas.

Qué pasaría si en vez de una, fuesen varias las especies vivientes que al mismo tiempo evolucionasen psíquicamente sin fin; pues que evolutivamente acabarían uniéndose hasta adaptarse a formar parte de una única especie viviente parecida a la humana,  ya que la manera ideal de evolucionar psíquicamente sin fin es poseyendo las formas psíquicas y físicas humanas. Una hipotética lucha viviente por encabezar la evolución inteligente,  en la que hubiesen constantes guerras entre especies vivientes, tanto a niveles de vida como de almas;  perjudicaría a la propia evolución inteligente; y eso el orden dinámico evolutivo universal no lo permitiría. Qué pasaría si una microscópica especie viviente tuviese la posibilidad de evolucionar psíquicamente sin fin como los seres humanos; dejarían evolutivamente, poco a poco, de ser seres microscópicos, ocupando poco a poco escalas jerárquicas superiores. Con lo cual, poco a poco, evolucionarían pareciéndose cada vez más al ser humano; hasta llegar a formar una especie semejante a la humana, que  es la forma psíquica y física más conveniente que existe en la que un ser viviente pueda evolucionar psíquicamente sin fin.

No solamente la vida en general evoluciona conforme a la evolución jerárquica viviente; es también a través de las almas de todos los seres vivientes  donde se posibilita la adecuada evolución viviente. Conforme a eso,  todos los seres vivos, sin excepción, pueden evolucionar más de lo que son, o mantenerse como son, nunca evolucionarán menos de lo que son; ya que la evolución universal nunca involuciona. Los posibles injusticias causadas conscientemente por ciertos seres humanos, lo pagarán con justicia, seguramente después de morir; quizás manteniéndose sus almas libres de cuerpo el tiempo necesario para que así puedan purificar sus conciencias; o permitiéndoles nacer de nuevo en su entorno familiar, para así incitarles a que traten de emendar sus errores; o bien permitiéndoles la oportunidad de poder compensar en vida  las injusticias que causaron conscientemente en otra vida, con las posibles buenas acciones que pudiesen realizar también conscientemente. Todo es mucho más complejo que lo expuesto, pero todo está perfectamente controlado jerárquicamente por las almas. Ese control es una especie de justicia impuesta jerárquicamente, por eso es la mejor justicia porque todo lo vivo pertenece y es la misma jerarquía.

La jerarquía de las almas ha evolucionado mucho, ya que además de evolucionar independientemente, ha adquirido todos los conocimientos de todas las civilizaciones universales a través de las almas.

Todo lo que nace en el Cosmos como individualidad dinámica está obligado a nacer con un yo individual, ya que todas las individualidades dinámicas nacen con su espacio propio, individual e indivisible. Todo en el Cosmos es una saturación de individualidades dinámicas o yos individuales unidos a los yos compuestos que evolutivamente forman existencias más o menos densas y variadas.

Todo tipo de existencias son composiciones evolutivas de yos, ya sean formadas naturalmente como por ejemplo una montaña o una piedra o las construidas como pueda ser una silla o un vehículo.  Las existencias vivientes son existencias evolutivas mixtas compuesta de yos materiales y de yos psíquicos. Composiciones vivientes controladas por la jerárquica unión viviente, que a su vez está controlada por la jerarquía de yos psíquicos o llámense almas.

Qué casualidad que entre tantas especies diferentes de seres vivientes que existen, sólo el ser humano es capaz de evolucionar psíquicamente sin fin. Qué casualidad que la mejor forma de poder adaptarse la inteligencia a la evolución inteligente sin fin es de la forma humana. Qué casualidad de que además, el ser humano posea los cinco sentidos completos y los tenga situados en los lugares más idóneos para poder evolucionar psíquicamente sin cesar de la forma más adecuada. Todas esas casualidades se achacan a que surgieron en el hombre casualmente o a que el hombre ha convivido múltiples vivencias, experiencias, coincidencias, etc. como si ninguna de las demás especies vivientes no hubiesen experimentado también múltiples vivencias, experiencias, coincidencias, etc. Tantas casualidades es para sospechar que el ser humano no ha surgido casualmente, ha surgido y evoluciona psíquicamente sin fin porque la jerarquía viviente así se lo ha permitido. No nos damos cuenta de que los humanos vivimos el tiempo ideal para poder evolucionar inteligentemente sin fin y para poder vivir inteligentemente porque estamos designados a ser seres inteligentes. Tantas casualidades me hacen sospechar que el ser humano es un producto evolutivo evolutivamente creado por la jerarquía viviente gracias a que el orden evolutivo dinámico universal así se lo ha posibilitado; y que a su vez se ha creado así porque la evolución inteligente no podía evolucionar sin fin de otra manera. Y esa misma evolución no será muy diferente en todos los planetas del universo donde pueda surgir la vida.




 Autor: Salvador Sánchez Melgar
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martes, 27 de febrero de 2024

El inevitable origen jerárquico viviente

  



La evolución inteligente sin fin


El irremediable origen jerárquico viviente




El origen de la jerarquía viviente era inevitable, porque el orden jerárquico universal no podía dejar de evolucionar, tarde o temprano era inevitable que surgiese la jerarquía viviente; y si no existiesen lugares apropiados para que surgiese la vida el orden universal evolutivamente induciría a que se originasen esos lugares planetarios.

Todo el universo es una jerarquía u orden universal que evolutiva jerárquicamente ha posibilitado que exista una unión jerárquica universal para que pudiera existir el orden transformativo de todo lo existente.

Gracias a la posibilidad de que todo evoluciona sin fin mediante un orden dinámico evolutivo universal surgió el orden viviente, que permitió que las vidas de ese orden viviente pudieran evolucionar individualmente en la materia sin dejar de pertenecer a ese orden viviente. Gracias a ese orden viviente nacieron individualidades vivientes adoptando formas físicas, con lo cual era una forma de dominar la materia. Gracias al nacimiento de las individualidades vivientes, éstas pudieron decidir libremente con lo cual desarrollaron un psiquismo propio, eso propició a que evolutivamente adquiriesen un yo psíquico, o alma cada vez más evolucionada. De esos orígenes vivientes nació la inteligencia, nacieron las almas individuales como enlace psíquicos enlazados al orden viviente, de ahí surgiría una jerarquía de almas cada vez más evolucionada conforme evolucionaba la vida. Y aunque eran almas libres porque pertenecían a las vidas individuales estaban sujetas como jerarquía a la jerarquía universal como no puede ser de otra manera ya que el universo es un único orden dinámico evolutivo.

Siempre la jerarquía universal unida jerárquicamente a la jerarquía viviente universal será la jerarquía superior que jerárquicamente mantenga unidas ambas jerarquías y a todas las jerarquías universales, sean vivientes o no, gracias a ello, la inmortalidad de las vidas a través de las almas está garantizada, puesto que en el universo nada se destruye todo se transforma, por eso nada puede morir sino transformarse, y como las almas no son materiales sus transformaciones no se basan en la materia sino en evolución.   

Pero, ante la necesidad de evolucionar cada vez más como inteligencia, esa jerarquía de las almas, que todavía no eran existencias espirituales, necesitaban dominar la materia para continuar con la evolución inteligente sin fin; y de ahí nació la vida y su evolución jerárquica viviente con el fin de que la evolución inteligente continuase evolucionando sin fin, cosa que con la vida se conseguiría a través del ser humano como cabeza evolutiva de esa jerárquica unión viviente terrestre.

Para posibilitar la evolución viviente, inevitablemente tendrían que existir lugares adecuados en donde la vida pudiese, no sólo surgir  sino también subsistir  y evolucionar sin fin. No había prisas, tarde o temprano surgirían esos lugares apropiados para la vida, porque eran tantos los sistemas planetarios que surgían, que inevitablemente muchos planetas surgirían como lugares adecuados para la vida; y si no surgiesen, el propio orden dinámico universal no tendría más remedio que crearlos, ya que la tendencia a la evolución inteligente sin fin era permanente y era lo más importante para el orden dinámico universal.

Esa constante evolución inteligente universal estaba obligada a evolucionar sin fin porque como orden del orden evolutivo universal  que era, era su razón de ser; ya que como se puede mantener un orden evolutivo dinámico universal sin poder evolucionar constantemente como orden.

Esa evolución inteligente sólo podía continuar evolucionando sin fin mediante la creación evolutiva de algo que lo hiciese posible, algo como la vida. Por eso nació evolutivamente un orden jerárquico viviente, que es de la única manera que la inteligencia podía continuar evolucionando sin fin.

No importa repetirlo una vez más: la evolución del orden dinámico evolutivo universal, sólo podía continuar evolucionando como inteligencia mediante la vida a través de una evolución jerárquica viviente. Y ese evolutivo orden jerárquico viviente sólo podía posibilitarse mediante las jerarquías de las almas, posibilitándose los lugares planetarios adecuados para la vida. De esa manera, existirán infinidades de planetas que dispongan de vida. En todas las evoluciones jerárquicas inteligentes vivientes universales  existirá un vínculo universal que unirá jerárquicamente, mediante las jerarquías de las almas, a todas las almas universales. El fin de dichas almas será evolucionar cada vez más en forma de seres energéticos, o llámense seres espirituales.

Evolutivamente a través del tiempo esa jerarquía de almas con sus correspondientes escalas jerárquicas pudieron hacer realidad la dominación de la materia blanda, constituyendo con ello el nacimiento de una jerarquía viviente controlada por la jerarquía de las almas.

Esa jerarquía energética universal de las almas; como era totalmente energía, no podía evolucionar como materia. Para poder evolucionar cada vez más como inteligencia  necesitaban evolucionar como materia;  esa posibilidad llegaría tarde o temprano, transmitiendo la evolución  inteligente a  la materia blanda  mediante la creación de una evolutiva jerarquía viviente.    

El tiempo y el dinamismo forman una inseparable unión desde que se inició el origen del Cosmos, porque no existe otra forma de posibilitar la creación de la existencia. Qué pasaría si los  minerales de nuestro planeta tuviesen entre sí distintos tiempos con sus correspondientes distintos dinamismos. Lo qué pasaría es que el tiempo y el dinamismo de la existencia de la Tierra serían muy inestables y desordenados, y eso no hubiese permitido que en nuestro planeta existiese la materia; ya que unos minerales tratarían de evolucionar  más rápido que otros y con distintas velocidades internas. Tampoco hubiese podido formarse la energía y mucho menos la vida; o sea que ni siquiera hubiese podido formarse nuestro planeta, ni tampoco se hubiese podido crear ningún otro planeta con esas condiciones.


 Autor: Salvador Sánchez Melgar
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La evolución inteligente sin fin

  




La evolución inteligente sin fin



La evolución inteligente sin fin, el tiempo y el movimiento


            Tengo que dejar claro que cuando me refiero al yo de cualquier tipo de existencia no me refiero sólo al yo humano, ya que considero que es mejor referirme como yo a cualquier existencia que referirme a ella como identidad propia, y espero que se me sobreentienda. Y así de esa manera equiparo como yo a todo lo existente incluido la vida humana, aunque la materia no tenga realmente un yo viviente pero sí que posee un yo material. 
Einstein dijo que todo en el espacio se mueve, que nada está quieto. De que todo es dinamismo, lo decía también el ilustre Xavier Zubiri.
Todo, absolutamente todo en el universo, desde lo más pequeño posible, se mueve. En la materia más solida y quieta posible, dentro de ella microscópicamente todo se mueve. Pero además de que todo se mueve, todo movimiento lleva unido el tiempo, ya que cualquier cosa que se mueva por muy grande o pequeña que sea, inevitablemente necesita un tiempo desde el que inicia el movimiento hasta que lo acaba. 
Todo es movimiento y a la misma vez tiempo, pero también a la misma vez todo es existencia ya que todo lo que se mueve se mueve porque existe. Por tanto, movimiento, tiempo y existencia son la misma cosa. Existencias que no pueden existir separadas pero tampoco mezcladas, sólo pueden existir unidas porque, repito, movimiento, tiempo y existencia son la misma cosa.
Como todo es dinamismo y tiempo transformado en existencia,  el universo tuvo que originarse como movimiento y tiempo evolucionando o  transformándose en existencia. Con lo cual esa primera existencia que originó el universo, lógicamente debería ser la existencia más pequeña posible con el dinamismo menos dinámico posible creada en el tiempo más corto posible. Y debió surgir así de la nada, porque surgió como la primera existencia. Lógicamente surgir como primera existencia significa surgir donde no hay existencia, es decir surgir de la nada.
Esa primera existencia dinámica que surgió de la nada tendría que mantenerse siempre moviéndose para poder existir, porque si dejase de moverse se extinguiría; y además se tendría que mover esféricamente porque se movía rodeado por la nada. De esa forma, rodeado por la nada sólo se puede mover algo si éste algo se mueve girando sobre sí mismo, es decir rotando sobre sí mismo. Algo que esté rodeado por la nada no se puede mover de forma rectilínea, o de manera desordenada porque se lo impediría la propia nada, ya que al estar sujeto por la nada, ésta no se puede traspasar ni mínimamente, porque la nada no existe, y de la única forma de no traspasar la nada es rotando sobre sí misma lo más perfectamente posible, o sea como orden esférico. Ésta forma de existir obligaba a existir de la forma rotatoria más perfecta posible, equivalente a existir de la forma más ordenada posible. Esa tendencia al orden indujo a que el universo creciese expansivamente con orden.
De ese nacimiento universal, surgiría ese primer origen dinámico universal ordenado, que se tendría que mantener siempre en movimiento rotatorio y en perfecto orden como movimiento rotatorio, obligado así por la nada, evolucionando en una especie de existencia rotatoria. De esa manera nacería el primer yo, que es como decir la primera identidad propia; porque todo lo que se  crea adquiere un inevitable yo o identidad propia, ya que se crea como existencia dinámica, ocupando su propio espacio dinámico que no puede ser ocupado por otro yo o identidad propia. Lógicamente, ese primer origen dinámico, si existía era porque nada le impedía su existencia, y así podía existir siempre; pues el movimiento, si es un movimiento propio, no sufre desgastes.
Ese constante movimiento rotatorio universal de ese origen dinámico sufría una tremenda presión, precisamente inducido por la nada ya que la nada impide  que nada salga externamente porque todo lo externo es nada. Eso inducía a que alrededor de ese pequeño mundo dinámico surgiesen otras pequeñas existencias dinámicas semejantes entre sí; ya que todo lo que surge como existencia dinámica, surge como la existencia más pequeña posible. Por eso, ese primer nacimiento universal, gracias a su movilidad constante y a la presión de la nada, estaba obligado a generar una multiplicación constante de pequeñas existencias dinámicas semejantes entre sí ya que sólo se puede nacer como la existencia más pequeña posible. Las cuales, a medida que nacían se agrupaban todas  en un mismo espacio dinámico porque fuera estaba la nada y la nada no se podía ocupar.
Al ser cada vez más grande y expansivo el universo mayor sería la multiplicación de dichas existencias dinámicas. Y eso es una forma engañosa de existir, porque esa grandeza universal no es una grandeza real, es una grandeza dinámica.  
Según lo dicho, de esa primera existencia dinámica más pequeña posible, no podía surgir nada más que existencias dinámicas más pequeña posibles semejantes entre sí, y de éstas aún más existencias semejantes entre si y así sucesivamente; de esa manera el universo crecería mucho y rápido y se expandiría cada vez más en poco tiempo, y cada vez crecería y se expandiría aún más al ser cada vez más grande el universo, pues cada vez habrían más cantidades de dichas existencias dinámicas que se duplicarían sin cesar. Adquiriendo cada existencia dinámica al nacer su propio yo, o identidad propia; puesto que nacían con su propio espacio indivisible que no podía ser ocupado por ninguna otra existencia.
De esa manera, multiplicándose y saturándose sin cesar de dichas existencias dinámicas semejantes entre sí, el propio universo crecía cada vez más adquiriendo la tendencia a moverse rotatoriamente, movimiento transmitido por todos esos nacimientos dinámicos, los cuales se movían rotatoriamente y todos juntos constituían el propio universo. Eso, lógicamente, es una forma expansiva de crecer, pues de esa forma el universo adquiriría cada vez mayor velocidad expansiva a la vez que crecería dinámicamente sin fin cada vez más.
A medida que crecía el universo todo se transformaba o evolucionaba como existencia, la cual sólo se podía formar como existencia mediante un orden universal. Y que mayor orden, que el orden impuesto por esas esencias dinámicas, ordenadas rotatoriamente, que saturaban de dinamismo y de orden todo el universo. Aunque no fuese un perfecto orden, el orden universal impuesto por todas las existencias dinámicas era total. Constituyendo  todo un auténtico orden dinámico evolutivo universal;  que inducía a que la existencia pudiese transformarse o evolucionar, ya sea en forma de materia, energía o vida.
         


Autor: Salvador Sánchez Melgar
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La inmortalidad

 



La evolución inteligente sin fin



Todos somos inmortales


Las vidas sólo pudieron surgir a través de las inteligencias individuales; éstas sólo pudieron surgir a través de los psiquismos individuales; estos sólo pudieron surgir a través de las evoluciones individualidades sin dejar de pertenecer a una jerarquía y las individualidades sólo pudieron surgir gracias a que pertenecían a una jerarquía y a que como individualidades psíquicas y físicas que eran era la mejor forma de evolucionar en la materia.
Esas individualidades como individualidades psíquicas y físicas que eran sólo podían evolucionar formando una jerarquía viviente sin dejar de pertenecer a la jerarquía universal, porque esa era la inevitable tendencia universal, tendencia que obligaba a que cada individualidad viviente estuviese enlazada a la jerarquía universal mediante enlaces psíquicos llamados almas, ya que no existe otra forma en la que cada individualidad viviente pudiese continuar enlazándose a la jerarquía universal, ya que todo pertenece a esa jerarquía universal. Por eso las almas surgieron como enlaces psíquicos, y es lo que son, pero a través de todas las vidas universales esos enlaces psíquicos llamados almas han evolucionado muchísimo, al mismo par que la evolución viviente universal más evolutiva. Nuestra evolución viviente humana está muy poco evolucionada en comparación con la jerarquía universal de las almas. 
Pero también las vidas, además de psíquicamente se enlazan físicamente con la jerarquía universal, estos enlaces físicos como existencias físicas se enlazan a la jerarquía universal como lo hace todo tipo de materia, transformándose en otro tipo de materia, por eso nuestros cuerpos al morir se transforman en otras materias, y estas en otras y así indefinidamente; así que nuestro ser físico tampoco muere, se transforma. Pero lo más importante no es el ser físico sino el ser psíquico, el alma, nuestro yo psíquico inmortal.



Autor: Salvador Sánchez Melgar
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El orden universal y su evolución

  

La evolución inteligente sin fin
 

La jerarquía del universo y su evolución


Verdad es que todo es movimiento: Si
Verdad es que todo lo que se mueve conlleva un tiempo, porque todo necesita un tiempo desde que inicia el movimiento hasta que lo acaba: Si
Verdad es que todo lo que se mueve se mueve porque existe, por tanto todo es existencia: Si
Por lo tanto, es verdad que el universo es movimiento, tiempo y existencia a la misma vez: Si
Con lo cual, es verdad que si todo es movimiento, tiempo y existencia a la vez, el universo tuvo que surgir como movimiento, tiempo y existencia a la vez: Si
Por consiguiente es verdad que todo el universo se ha creado como movimiento, tiempo y existencia a la misma vez: Si
Con lo cual, es verdad que cada mínima existencia se ha creado y existe como movimiento, tiempo y existencia a la misma vez: Si
Por lo tanto, es verdad que bajo esos tres componentes existe absolutamente todo: Si
Con lo cual, es verdad que por lo dicho todo es un absoluto orden: Si
Con lo cual, es verdad que no se trata de una mezcla porque el movimiento no se puede mezclar con el tiempo (porque el movimiento es tiempo), tampoco se puede mezclar el movimiento con la existencia porque la existencia es movimiento y tiempo a la vez: Si
O sea, es verdad que si el movimiento, el tiempo y la existencia no existen como mezcla porque son la misma cosa, eso quiere decir que todo lo que existe es más de lo mismo, o sea un orden: Si
Si todo es más de lo mismo, es que todo es un orden y todo se crea conforme a ese orden de más de lo mismo.
Con lo cual, todo está perfectamente ordenado porque todo es más de lo mismo.
Como todo es un orden, todo conlleva esa inevitable tendencia a evolucionar como orden.
Por eso, todo evoluciona o se transforma sin fin con esa tendencia al orden.

¿Qué es el espíritu?

  



La evolución inteligente sin fin



El espíritu


La mayoría de las religiones han explicado lo que es el espíritu, o alma, de una manera muy acertada. Sólo que ellos atribuyen que el alma pertenece a lo divino, en éste artículo voy a tratar de demostrar que no es así y a demostrar lo que es verdaderamente el alma, que también se puede llamar espíritu.

    Para explicarlo voy a empezar desde el principio: Todo en el Cosmos es movimiento dicho por importantes científicos, y es una absoluta verdad.
 
    Todo es movimiento, tiempo y existencia a la misma vez, porque todo lo que se mueve posee un tiempo desde que empieza a moverse hasta que acaba y todo lo que se mueve se mueve porque existe. Por tanto, dinamismo, tiempo y existencia es una absoluta unión, no una mezcla. Con lo cual forman un orden porque son la misma cosa y porque a medida que todo se mueve todo se transforma o evoluciona creando cada vez más existencia con sus dinamismos y tiempos correspondientes. Por tanto, el universo es un compuesto de esas tres cosas y tuvo que surgir mediante esas tres cosas.

La evolución universal

  



    
La evolución inteligente sin fin



La evolución ordenada del universo


Dentro del orden universal, a donde nos lleve la evolución psíquica nos seguirá la evolución física, porque la primera en evolucionar es la evolución psíquica. La evolución física evoluciona cuando la evolución psíquica se lo ha permitido. La evolución psíquica nos llevará a desarrollar cada vez más las memorias psíquicas, ya que constantemente las estamos ejercitando. Por ejemplo, dentro de unos doscientos años habremos evolucionado tanto psíquicamente que tal vez podríamos memorizar con facilidad unos 30 o 40 idiomas y quizás dentro de por ejemplo cuatrocientos años nuestras memorias estarán tan desarrolladas que podremos aprender con facilidad 300 o 400 idiomas.  Esa evolución, tal vez nos obligue a desarrollar cada vez más las memorias y al mismo tiempo el cerebro.

La matemática universal (Nueva ciencia, nueva geometría, nuevo orden con la sucesión de Fibonacci)

  Autor: Salvador Sánchez Melgar Registro de propiedad: B-4191-10 Las leyes de la nada 1.      EL UNIVERSO ES UN ORDEN MATEMÁTICO Antes de q...